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| Pintura: "Anciano llorando" de © Vincent Van Gogh |
—¿Te
acuerdas de cuando hacíamos el amor detrás de aquel seto del jardín? ¡En una
ocasión hasta me acatarré!
─Hum…, ¡calla, bobo! ─. La voz de
Cecilia se llenaba de almíbar y sus ojos de miel se hacían líquidos, poseedores
de aquel secreto guardado con celo de pirata. Su rostro se volvía terso y en
sus mejillas aparecía aquel tierno rubor que tanto amaba Enrique; ese candor
que llenaba de luz a una mujer y que rodeaba, durante unas horas al día, de un
halo mágico a su Cecilia…
Enrique
suspiró con ánimo de plomo. Apartó el visillo como el velo de una novia y
señaló al seto. Cecilia le miró de soslayo y rió con picardía mientras se
levantaba la falda con dedos trémulos. Enrique le estiró de nuevo las medias y
le limpió las comisuras. Una lágrima se resbaló por su gesto ausente como una
gota de rocío, fresca, efímera…
─¿Te acuerdas, princesa? Después, te cantaba canciones de amor italianas
mientras tú te fumabas un cigarrillo. A veces, nos dormíamos con el sonsonete de
los grillos… ¡totalmente desnudos! ─. Enrique sonrió con fruición y miró a Cecilia, la luz ya
no estaba; su rostro descarnado por las arrugas lo miraba con displicencia.
─¿Quién eres tú cabrón? ¡No, no te vas a llevar ni un
céntimo! ¿Me oyes, maldito bastardo?, ¿me oyes?, ¿me oyes?, ¿me oyes?...
Enrique se
levantó con resignación y se acercó a la vitrina. Sacó un botecito rojo del
primer cajón y llenó un vaso pequeño con zumo de grosellas, decían que ayudaban
a la memoria. Ignoraba si aquellas pastillas ovaladas rescatarían alguna vez a
su Cecilia de las garras de aquel ciclópeo monstruo que un día la secuestró. Sí
sabía que aquellos frugales momentos de lucidez, gracias a la luz de un sólo
recuerdo, conseguían acercarla de nuevo a él algunas horas al día. Era
suficiente.
© Mar Solana.
Entradas
30 comentarios:
Dura enfermedad, te encarcela sin recuerdos, toda una vida olvidada. Dura para quien vive alrededor de estos enfermos. Durante cuatro años vi como unos vivarachos ojos grises iban perdiendo su luz , solo instantes fugaces sentías que regresaba de ese mundo perdido. Lo que si creo firmemente es que perciben el amor que se les da. Eso tal vez sea lo único que reconforta.
Bellisimo relato Mar.
Bellísimo y lleno de ternura, mi capitana... se está viviendo el inicio de 'esa fuga' de forma muy cercana en mi casa y me has emocionado íntimamente.
dos abrazos :)
Hermoso relato, Mar. Abrazo afectuoso.
Me has hecho recordar la pelicula "Diario de una pasion", que triste pero a la vez que hermoso seria tener a alguien quien te recordara lo que fue.
Saludos, como siempre un gusto en visitarte.
=)
Se acordó por un instante la princesa, y ese momento le valió un tesoro compartido con Enrique.
Luego...volver al no ser. Durísima enfermedad que anula, dolorosa vivencia para quien la acompañana.
Un fragmento de ternura y de sufrimiento este relato bellísimo.
Besitos Mar, y cuídate mucho.
Hola, San:
Sí, es sin duda una vivencia muy dura. Pero el Amor siempre es capaz de colarse por cualquier rendija, aún en la lejanía de ese cruel secuestro.
Un montón de besos, guapa; me alegra mucho verte mar adentro...
Hola, Grumetilla:
Lo siento mucho. Como Cecilia, no todo está perdido y la esperanza de grandes e irrepetibles momentos siempre aguarda en la esquinita más recóndita.
Mi abrazo enorme y todos mis ánimos para una Grumete de lujo.
Hola, Gustavo:
Gracias por leerme y por tus palabras. Otro abrazo.
... ... ... ... ... ...
Hola, Eva:
He suprimido tu comentario porque no me gustaba el sitio a donde remitía tu enlace.
COPIO, LITERAL, EL COMENTARIO QUE ME HAS DEJADO:
"Acaba de recorrerme un escalofrio por el cuerpo, primero de placer para seguir leyendo y cambiar a tristeza y apenas seguir leyendo. Todos los recuerdos de una pareja son para compartir, si uno de los dos no recuerda, no se pueden saborear y disfrutar. Que enfermedad tan egoista, te roba hasta tus recuerdos."
Gracias de nuevo y disculpa.
Hola, Vivis:
No conocía esa peli, investigaré en Papá Google :)
Los recuerdos son necesarios para que la voluntad, sobre todo del que cuida, no enferme también. A veces, ¡son más efectivos que una pastilla!
También un placer para mí tu visita, bonita.
Hola, Natália:
¡Cuánto tiempo sin dejar caer tu bergantín por estas aguas :)!
Ternura y sufrimiento, muchas veces, caminan de la mano. Los recuerdos, verdaderamente, son como un cofre mágico...
Besotes, guapa.
Hola, eva:
Bienvenida mar adentro, siempre es un placer recibir a Navegantes nuevos.
La vida nos pone a prueba y ocurre, algunas veces, que uno de los miembros de la pareja se queda como pilar, bastión, para sujetar lo que el otro ya no puede...
Un fuerte abrazo, ven por aquí cuando te apetezca; placer y tristeza forman parte de nosotros.
MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR, NAVEGANTES. BESOS A ESTRIBOR...
Una enfermedad cruel que nos despoja de lo esencial, la mente, y sólo se supera con el amor y la ternura que tan bien describes.
Un relato genial Mar. Me encantó.
Besos, artista.
Impresionante tu post,amiga.La memoria se lleva la vida y hiere a los que tiene cerca.Cuántas Cecilias viven sin vivir y prueban a los que tienen alrededor,que han de poner una gran paciencia,constancia y amor...!
Mi felicitación por esa "luz de un recuerdo"que consigue dar vida y unir a dos personas por encima de las circunstancias.
Mi abrazo inmenso y mi deseo de que todo vaya bien.Voy estando mejor,amiga,pero me cuesta remontar.
M.Jesús
Amiga de la Mar Adentro, mi bergantín, o mejor, mi nave galera cruzada, navega o empieza a navegar tierras dichas Santas en capítulos subidos, dejados prendidos en mi blog.
Perdona mi ausencia, pero siempre estoy a la vera de tu orilla aunque ahora surque la mediterránes medieval, en eso me enfrasco y pierdo horas y sueño, o sueño.
Hasta siempre, besito saladito.
Tierno y, a la vez, sobrecogedor relato, amiga Mar. Me ha llenado de emoción su lectura.
Besos. María
Qué duro cuando la enfermedad secuestra los recuerdos... ya sabes que este tema es especial para mí, incluso sin haberlo vivido de cerca. Me ha gustado mucho la ternura con la que lo has convertido en historia sobre las páginas de tu hermoso blog.
Un beso, Marcita. Que nuestros recuerdos siempre sean libres.
Hermoso tu relato Mar.
Una enfermedad cruel y dura que va apagando la mente del que la padece. A veces llegan pequeñas luces de un pasado lejano de juventud y de recuerdos, para volver a no recordar nada en un instante.
Dicen que el amor y la paciencia les reconforta y les ayuda, pero es duro para la persona que está con ellos y lo sé por viva experiencia.
También que es el mal de este siglo, aunque yo creo que siempre existió.
Gracias amiga por sacar estos temas tan humanos.
Un fuerte abrazo Juan.
No sé si será por la hora... pero me he emocionado. Precioso y delicado, duro y tierno a la vez.
No me quedo con las consecuencias de esa terrible enfermedad, sino con el instante de lucidez de ella y que a el (intuyo) ayudan a seguir amando a la mujer que fue.
Un abrazo mi capitana.
Ibso.
Muy buen relato, Mar. Está lleno de ternura y dureza.
Esos momentos de lucidez son un tesoro para las personas con las que han compartido la vida. Aunque el día a día debe de ser muy duro. A mí se me haría un mundo.
Un beso muy fuerte, guapísima. Besitos a Mike e Ivi. Cuídate mucho.
EVITA: El amor siempre ha podido hasta con los peores monstruos... Un beso, bonita.
MARÍA JESÚS: Así es, estas enfermedades son verdaderas pruebas de vida y nuestras mejores armas, sin duda, son la paciencia y el amor. Tú también lo sabes por experiencia... Un abrazo grande, grande...
NÁTITA: pondré rumbo hacia tus aguas en breve :) mejor soñar y escribir, o sea es preferible que invirtamos nuestros sueños en mamá Literatura a que nos robe las horas dedicadas a él, jejeje...
MARÍA: Me encanta verte mar adentro con tus cercanos y cálidos comentarios, amiga. ¡Graciasss!
... ... ... ... ... ...
SUSI: Me apunto ese deseo... ¡para las dos!! ;))
JUAN:Amigo, sé que estás viviendo esto en primera persona; yo, de alguna forma, también. Aunque mi padre, gracias a Dios y a pesar de su normal demencia por la edad, nunca ha perdido la cabeza como para no conocernos, ¡eso debe ser muy cruel! Un beso muy grande.
IBSO: Me encantan los adjetivos que usas para calificar esta pequeña historia... Yo también me quedo con la luz de esos momentos; de alguna forma, esa mujer que fue Cecilia aún sigue con ella... Besos.
LUISA: ¡Y a quién no se le haría un mundo! Cuidar de una persona con esta enfermedad debe ser una dura prueba...
¡Les daré al Ivi y al Mike tus besitos :) guapaaa!! Que ya viene el veranito :)
¡Gracias por verter vuestras opiniones en este rinconcito marino y salobre, aunque sea virtual :) NAVEGANTES DE SUPER LUJO!
Nadie está libre de una enfermedad que tan bién describes.
Gracias por acercarnos a vivencias que ayudan a conocer las crueles enfermedades que acechan, quitando años a los años.
Gracias, amiga!
Las gracias te las doy yo tí, Jóse, por leerme, por tu cariño... ¡por arribar siempre mar adentro!
Besotes.
Ya lo dijo el maestro Jesús Ferrero: “Saber es recordar, y por extensión amar también”.
El ser humano necesita del amor para evolucionar, y el amor a su vez necesita de la memoria. La recapitulación de experiencias e información que ejerce la memoria acrecienta la consciencia, y al fin y al cabo los seres humanos somos fundamentalmente consciencia. Una consciencia que debe desarrollarse cubriendo dos direcciones: hacia el futuro por medio del aprendizaje y hacia el pasado por medio de los recuerdos.
Así debería ser, si no es así la consciencia humana pasa a un estado de parálisis. Sin memoria el tiempo no pasa, sino que da vueltas en redondo. Ni hay pasado ni futuro.
De hecho, el ser humano por olvidar olvida hasta su objetivo en la vida. Puede olvidarse hasta de amar. Vaya si es importante la memoria para el amor.
Un abrazo, con mucho amor.
Hola, Ricardo:
Me dejas sin esas benditas PALABRAS, que tú "tienes" siempre tan a punto...
Gracias por tan hermoso, sabio y consciente comentario.
Otro abrazo con mucho amor :D
Hola Mar, que pequeña historia mas conmovedora. En pocas lineas has trasmitido mucho. En una pena y muy lamentable una enfermedad que te deja sin recuerdos, que es como dejarte sin vida.
Me voy a atrever a dejarte el enlace a un relato que yo escribí, llamado " Despertar", y que es del que más orgulloso me siento.
Me haría mucha ilusión que lo leyeras, ya que trata un tema muy parecido al que tu has narrado. Y bueno, yo soy un escritor muy novel, y tú..., bueno solo hay que leerte.
Espero que no te importe.
Un abrazo
Hola, José Vte.:
Gracias por compartir conmigo tus palabras, no te quepa la menor duda de que leeré tu "Despertar"...
Un fuerte abrazo.
Hola Mar
Es tremenda esta enfermedad, se lleva los recuerdos, dejando sólo a un cuerpo sin memoria. Recuerdo a un amigo, su padre tenía Alzheimer, que me solía decir, "este señor ya no es mi padre, él se fue en el momento en que apareció esta enfermedad".
Escribes muy bien, con una gran delicadeza y es un gusto leerte.
Besotes.
Hola, querida Mandalas:
Sí, esta enfermedad es realmente cruel; es como un monstruo que secuestra a la persona...
El gusto es mío, Mandalas, lo importante sois vosotros y saber que me leéis y disfrutáis con ello...
Muchos besos.
Qué contraste, es una puñalada!
a lo Steven Spielberg...
Tremendo ese vacío de ser.
Un beso.
Que pena que se tenga que padecer de falta de recuerdos, con lo que alegran en tantas ocasiones este transitar por la vida.
Disculpa mi ausencia Mar, pero últimamente me queda muy poco tiempo libre y a penas visito a los amigos, con la falta que me hace. Te dejo un besazo
Chévere la historia.
Hola Mar, muchísimas gracias por dejarme el enlace a esta entrada, aún no he podido leer todos tus trabajos, pero créeme que lo haré... En cuanto a éste, cuánta desolación trae una de estas enfermedades a una familia y sobre todo a una pareja, para el que no la padece debe ser terrible que la persona a la que amas no te reconozca, la ternura de Enrique, desgranando los recuerdos por su princesa me ha emocionado, enhorabuena y un abrazo!
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¡POR FAVOR, NAVEGANTE DE "MAR ADENTRO",
NO TE VAYAS SIN DEJAR TU TINTA
EN ESTE HUMILDE TIMÓN,
AL ALBUR DEL BARLOVENTO!