Basado en las
respuestas que ofreció para una entrevista la escritora Luisa Fernández y elaborado por Mar Solana.
Conocí a la escritora madrileña, Luisa Fernández, de una
forma muy peculiar. Ambas coincidimos en la selección de nuestros micros para una
Antología erótica, hace algo más de dos años. El suyo se titulaba «Bragas» y el
mío, «Sexo en porciones» (la versión mini del primer micro lo llamé «Amor
empaquetado»…), y ambos albergaban un personaje muy especial: una muñeca
hinchable que descubría el lado más patético de su protagonista.
Hace unas semanas, un grupo de escritores le
hizo una entrevista. Sus respuestas contenían muchas claves para el aprendizaje en este mundo de letras. Y así elaboré este decálogo. Esperamos que
os sea de mucha utilidad.
1.- Si amas las
letras desde lo más profundo de tu corazón y desde lo más recóndito de tus monstruos
particulares: escribe, escribe, escribe… aunque pienses que no te lee nadie,
siempre encontrarás a ese lector agazapado con el que podrás «pactar» sus risas,
su placer o sus lágrimas.
2.- Voltaire dijo:
«La escritura es la pintura de la voz».
Trabaja con tesón para conseguir tu propia y única voz que te identifique como
pintor/a de letras. Ya no existen ideas totalmente nuevas u originales, sí el
contarlas bajo tu prisma particular. Intenta ir más allá de una trama o
historia atractiva, ¡escribe para enriquecer las almas más exigentes de esta época!
3.- No te cortes,
juega con los géneros, prueba con lo insólito y asombra al lector; pero nunca
pierdas de vista que lo más importante es lo que vas a contar: la historia. Un
buen chaqué luce mucho más en una percha que sea capaz de sorprendernos,
arrancarnos una sonrisa o llegar a humedecer nuestros ojos.
4.- De la misma forma que tu cuerpo necesita alimentos
para sobrevivir, no olvides nutrir tu alma también con buenas cosechas y recetas
de letras pergeñadas por los más diversos y variopintos autores: clásicos, consagrados,
noveles; aunque nada tengan que ver contigo o entre ellos.
5.- Escribir
es un acto de exorcismo que libera muchos de los fantasmas y demonios que
sestean en el catre del alma. Déjate llevar y… ¡fluye con ellos! No tengas
miedo, en el fondo dan vida y eligen nuestras historias, aunque el tema lo
hayas decidido tú.
6.- Un escritor
es ante todo un inventor de tramas o argumentos. Si quieres atrapar lectores es
importante que aprendas a fabular desde tu imaginación y a olfatear tu propia
intuición. Si no posees el don de la «inventiva» siempre existe el recurso de
transformar la realidad a tu antojo, en ella se esconden millares de historias
que, agazapadas en el latido de la rutina, esperan ser rescatadas por tu pluma.
Presta especial atención a esas pequeñas ideas que no paran de centrifugar en
tu cabeza…
7.- Observa con atención todo lo que te rodea: imágenes,
escenas y pequeños milagros cotidianos. Engulle películas, libros y, sobre
todo, conviértete en un devorador de vida: apóyate en todo aquello que te
sorprenda del alma humana, en su oscuridad o en su luz; en sus pecados,
miserias y redenciones…
8.- Grábate a fuego el siguiente «abc» en tu DNI de
escritor:
a) «Los textos propios no se defienden jamás; una vez llegan al
lector ya no nos pertenecen».
b) «El ego es nuestro peor enemigo».
c) «Para romper las reglas, primero hay que conocerlas».
9.- El «encumbre» nos lo proporciona nuestra constancia y
el trabajo diario. Los certámenes y concursos literarios son paradas divertidas
y estupendos estímulos en el camino de las letras, nada más.
10.- Ábrete un paquetito de paciencia y destierra de tu
ánimo el desaliento. Tómatelo con mucha calma, no tengas prisa, todo tiene su
justo compás de espera. Conviértete en un verdadero orfebre con tus textos:
pule, corrige, moldea, pasa el buril y mejóralos hasta que hayan dado lo mejor.
El objetivo es conseguir manuscritos sólidos, que no hagan aguas, así como trazarse
metas muy claras y no precipitarse al abordarlas. Cambia el exceso de
impetuosidad por la ‘cabeza fría’ y ‘los pajaritos y las estrellas’ por el
realismo.
11.- Empápate del mundo editorial, analiza las distintas
opciones que nos ofrecen y qué nos pedirán antes de enviar nuestra obra:
- Qué es
una «propuesta editorial»,
- Cómo
lograr una buena «sinopsis»,
- Qué son
las «características de la obra»,
- La «carta
de presentación».
En Google
podrás encontrar muchísima información.
Conoce a otros autores: blog, redes sociales, concursos que den opciones a
publicar en antologías, etc. No olvides que te enfrentas a una ardua
competencia, al silencio de las editoriales y al ninguneo más absoluto. El
mercado editorial soporta grandes pérdidas y se lo piensan mucho antes de
respaldar económicamente a un novel. Ya lo han dicho los consagrados: trabajo,
trabajo y más trabajo, que talento hay para aburrir y el que no lo tiene se lo
inventa.
12.- Piensa que todo es subjetivo en el mundo de las
letras: ni lo malo es tan malo como afirman ni lo bueno es tan bueno como se
dice por ahí. Una novela sin calidad literaria o que obtenga muy malas críticas
puede llegar a alzarse con los primeros puestos del ranquin de ventas. Quizás
sus lectores solo buscaban pasar un buen rato. No olvides que cada grupo lector
tendrá su cuota de mercado. Este mundillo no es ni más ni menos competitivo que
otros en los que el área de las habilidades se vea muy exigida.
13.- Decía Borges: «Escribir
no es un oficio, es un destino». Aprende de (y con) todo lo que puedas. Que
cada paso en el camino, bueno o malo, sirva para aportarte algo. El aprendizaje
de un orfebre de letras es complejo y no conoce un fin pre-programado como otros
aspectos. Relaciónate con otros autores y déjate enseñar tanto de los
fascinantes como de los mediocres; un fracaso enseña mucho más que mil éxitos.
Crea tus propios ideales literarios y compártelos con otros autores.
© Mar Solana.
N. de la A.: A todo aquel que desee copiar este Decálogo para uso y disfrute personal y dado que este blog tiene un 'anticopy', podéis hacerlo pinchando AQUÍ
Si además, te apetece difundirlo, las autoras estarán encantadas y te lo agradecen de antemano, siempre y cuando lo publiques bajo su autoría y consentimiento. Muchas gracias por la colaboración.