«Mi cuaderno de impresiones, cuentos, relatos, poemas, reflexiones y otras historias».
«Aprovecha el día… el tiempo se escapa de forma
irreparable.»
Hace un par de años escribí unas reflexiones sobre el
tiempo que si queréis podeís leer AQUÍ. Comenzaban con una frase muy contundente: «El
tiempo es la hoguera en la que ardemos», hilo conductor de una de
mis películas preferidas de ciencia ficción: «Star Trek: Generations». En realidad, esa expresión tan rotunda se
la ensarta el doctor Soran (Malcolm McDowell) a mi héroe de ficción favorito, mi admirado capitán Jean-Luc Picard (Patrick Stewart), haciendo blanco perfecto en sus
recién vulnerados sentimientos por la pérdida de un joven sobrino.
La Enterprise
D, nave estelar de Picard, rescata al obsesionado doctor Tolian Soran de un
ataque extraterrestre de los klingon.
El científico lleva años obsesionado con el Nexus,
una distorsión gravimétrica o cinturón de energía que si te alcanza, te
traslada a un lugar en donde puedes vivir ad
eternum dentro de la realidad de tus sueños (deseos) o de aquello que hayas
dejado sin concluir en tu vida, allí el tiempo ha abandonado su
condición de mezquino espadachín de crueles manecillas rebanadoras de minutos. Sin embargo, existe una curiosa peculiaridad: el Nexus debe tocarte o inundarte con su
energía, porque si uno intenta llegar hasta él, lo destruirá de forma
inexorable. Por eso, el taimado doctor Soran contempla entre sus planes la
destrucción de una estrella para jugar con las fuerzas cósmicas y atraer de
nuevo al codiciado Nexus: su objetivo es reencontrase con su familia, muerta en
otro ataque extraterrestre.