Hace unos días que mi nave arribó de nuevo en el puerto literario de “Mar Adentro” tras su breve, pero intenso y relajante, periplo surcando las aguas del Cantábrico. Sin embargo, y a pesar de la buena voluntad de toda mi tripulación por mantener vivos en nuestras almas todos aquellos hermosos y especiales recuerdos de sus magníficos parajes, nuestro buen sabor de boca se ha visto alterado por el amargor que despiden los rescoldos de todos los incendios acaecidos prácticamente desde que se hizo más intensa la canícula estival y nuestro talante se ha visto nublado por el humo irrespirable de tanta naturaleza ardiendo…
Me han impresionado y dejado honda huella anímica todos estos salvajes fuegos, pero quiero hacer aquí una mención obligada y especial a El Arenal de Ávila, el pueblo donde nació mi amado padre y mi Tío, Juan Cano Solana, el pueblo que tantas veces me acogió con sus hermosos paisajes durante mi infancia y adolescencia. Algunos han querido que ahora más de mil hectáreas de bellísimos pinares aparezcan calcinadas y dantescas, como podéis ver en la foto. No, por desgracia, no ha nevado en El Arenal de Ávila… Y a estas horas aún quedan algunos focos vivos…
Con esta triste y breve entrada, quiero rendir un homenaje a todas las personas que están trabajando y colaborando, día y noche, en todos los retenes dispuestos para tal fin y muy especialmente, a los que no han tenido la suerte para contarlo y han fallecido bajo las garras de este asfixiante demonio sin control.
Vamos camino de una desertización imparable, hacia una España sin vegetación en la que cada vez hará más calor y lloverá menos… ¡¿no piensan en esto las atroces manos que prenden la mecha y los cerebros que lo pergeñan?!! Meditando ahora sobre todo el sufrimiento que están provocando, sólo puedo desearles que ardan en su infierno particular.
Mis queridos Navegantes, os he echado mucho de menos estos días y pensaba publicar un post alegre, con alguna que otra foto de nuestra bitácora particular, pasarme por vuestros espacios, comentar, volver a sentiros cerquita… lo siento, me temo que todavía esa dedicación tendrá que esperar por mi parte, ya que mi ánimo no me acompaña en absoluto y siempre me ha gustado transmitiros mi alegría y optimismo… más ahora no puedo.