«Mi cuaderno de impresiones, cuentos, relatos, poemas, reflexiones y otras historias».
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"See the lights..." |
Acabo de romper mi promesa. Soy culpable,
lo sé. Que la maza de los inconstantes me propine unos cuantos capones,
merecidos los tengo. Sin embargo…, hay ocasiones en las que resulta muy difícil
ser fiel a uno mismo.
Después de experimentar
algunos ciber-sinsabores, me prometí a mí misma no reseñar más trabajos de
amigos o de colegas de letras. El gusto y disfrute con un libro es un acto muy
privado. No siempre las lecturas que acometemos nos hacen vibrar de emoción o
sintonizan con nosotros. Algunas son de abrir, cerrar presto y salir corriendo,
igual que la comida basura. En general, un colega suele agradecer muchísimo que
se hable de su libro, sobre todo si la reseña es positiva; porque cuando no me
gusta lo que he leído —aunque haya logrado concluir el mamotreto—, ni me
molesto. Por desgracia para los reseñadores de buena voluntad, en este mundillo
de letras multicolor y variopinto, también existen especímenes petulantes o
personajes de pomposo pavoneo que dan la callada por respuesta o, incluso, reaccionan
con soberbia…
Pero no vale la pena darlo más vueltas y voy a
poner un punto y aparte con una sabia frase paterna: «Que con su pan se lo
jalen». Por fortuna, buscando mar adentro, podréis encontrar reseñas de
compañeros de letras de los que me siento muy orgullosa, no solo por ser amigos,
sino porque realmente son estupendos magos de las palabras. Pero señores, yo he
venido aquí a hablar del libro de Lola Buendía, ese tunante que me ha obligado
a infringir mi firme propósito del «nunca
máis».
Hace tiempo mi voluntad me acompañaba en la constante intención de terminar
todos los libros que caían en mis manos y comenzaba a leer. Tenía la fuerza
suficiente para cumplir tal deseo. Ahora, con un horizonte anegado de tantos por
leer, ya no concedo ninguna tregua: si abro uno y sus letras no me hechizan,
¡se acabó lo que se daba!, sin ningún miramiento. Es algo que, incluso, desearía que fuera
recíproco: por favor, que nadie me lea hasta el final en honor a absurdos
compromisos. Si te aburro o te aburre lo que lees, ¿para qué continuar? «Al
pan, pan, y al vino, vino, y por supuesto: las mejores lecturas para el camino».
Con los libros electrónicos lo tenemos más fácil. Antes
de abonar la descarga, solo hay que informarse bien sobre el producto (esa es
precisamente la función de una reseña objetiva y justa para el autor),
sintonizar con él y asegurarse de que pagamos un precio justo por la calidad
que se va a transferir a nuestro dispositivo. Una servidora, después de «pagar
el pato» con dos o tres descargas infumables, insufribles, in… todos los
adjetivos que se os ocurran, ya ha aprendido la lección. Nadie debería dar
euros por céntimos, ¡menudo timo! No tengo ni la más mínima intención de ir
tirando mis euritos a diestro y a siniestro, ¡que a mí nadie me regala nada, carallo!
En los tiempos que corren, con tantas personas
escribiendo quizás con el deseo de una publicación más inmediata (no nos
engañemos), me cuesta encontrar literatura de calidad o que sencillamente
«conecte» o «sintonice» con mis gustos lecto-escritores. Este mundo de letras
es bastante ingrato; y mucho más en este presente, la era de la
«hiper-mega-comunicación-social» a la que asistimos borrachitos de información.
Ahora todo hijo de vecino escribe, pero muy pocos nos leemos con la consciencia
que ello requiere. Existe una frase bastante profética del escritor
norteamericano Phillip Roth, recién galardonado con el «Príncipe de Asturias»:
«Los
lectores van a desaparecer. Seguramente, habrá novelistas... pero serán leídos
por menos y menos gente. Será así, por la sobreabundancia de pantallas…».
Triste pero certera. Cuando alguien no nos atrae o no lo conocemos, lo
pasamos de largo. Los productos se abigarran en el «escaparate» virtual y la
oferta supera con creces la demanda: no hay tiempo para leer tantos libros y se
impone escoger los mejores boletus del
bosque literario. Como os decía más arriba, la voluntad ya no nos refrenda el
deseo de concluir todo lo que cae en nuestras manos. Imaginaos, por ejemplo, un
mercadillo oriental. Estás buscando una especia algo más extraordinaria porque
quieres sorprender a alguien con un guiso. Recorres puestos y más puestos… Al
cabo de un rato hasta los vendedores te parecen semejantes: misma cara, gestos,
mercancía, etc. ¿Cómo elegir ante tanta variedad y tanto género? Difícil. ¿Y cómo
sabe uno que la especia que va a adquirir tendrá la calidad suficiente?, ¿solo
por el precio? No lo creo. Al final, con un poco de tino e intuición, seguro
que encontramos la especia adecuada, aunque en aras de ello antes hayamos
adquirido otras de calidad dudosa.
Visto lo leído y conforme al propósito de la presente reseña, puedo asegurarte que la novela de Lola
Buendía cumple con los cánones de una buena lectura. Palabra de capitana. Es
esa especia exquisita que te dejará un sabor de boca inolvidable y único merced
a la magia de unas palabras que te atrapan desde la primera línea.
Los valles olvidados, la primera
novela en el currículo de esta interesante escritora jienense, está tejida con
una prosa lírica fluida, elegante y muy cercana que nos invita a conocer un
atractivo y desconocido rincón de la serranía sureña. Y como para mí el pilar
fundamental de una buena novela son sus personajes —recordad lo que decía el genial
escritor británico Chesterton:
«Una buena novela nos dice la verdad sobre su protagonista; pero
una mala nos dice la verdad sobre su autor»—, todos los personajes de Los valles olvidados están pergeñados con
mucho mimo: profundos,
entrañables e impecablemente construidos, seguirán visitando tus recuerdos por
una buena temporada.
Los valles olvidados no es una
novela al uso, quizás eso le confiera aún más atractivo a su dinámica y fresca
lectura. Cuenta con una serie de anécdotas y relatos repletos de interesantes
experiencias. La autora nos introduce justo en la brecha que se crea cuando la
modernidad cabalga sin tregua a la conquista de un mundo rural de tradiciones. Sus
historias transcurren en un rincón muy especial de la serranía andaluza desde
el que una maestra, protagonista e hilo conductor de todas las narraciones, se
enfrentará a un ambiente donde
intentan convivir tradición y progreso. La emotividad de sus historias o la humanidad de sus
relatos están repletos de vivencias curiosas, alegres, trágicas, asombrosas,
mágicas, tiernas…, que nos permitirán acercarnos a una época anacrónica en la
que pasado y presente se conjugaron a ritmos diferentes…
No en vano, esta novela mereció un importante accésit en el año 2008 del XVIII Premio Anual de
Literatura convocado por la Diputación Provincial de Jaén.
Lo dicho, Navegantes, altamente recomendable
su lectura.
Click AQUÍ si estás interesado.
Click AQUÍ si quieres leer otra reseña sobre esta novela.
© Mar Solana.
2 comentarios:
Mar,tus letras conscientes y apasionadas nos van convenciendo poco a poco, amiga...Es cierto que leemos menos, que la vida corre que vuela y andamos un poco perdidos sin saber qué leer.Tu reseña sobre este libro es muy interesante y lo tendremos en cuenta..."Los valles olvidados"... no los olvidaremos.(sonrío)Mi gratitud y mi abrazo inmenso,compañera.
M.Jesús
PD:Ya estoy recibiendo la magnetoterapia...ya te contaré.
Hola MAr
de lectora soy regular, tengo mi biblio en espera , me gusta si ver las letras y seguir de buena gana una historia atrapante como dices bien...pero si leo ya no estoy en el ciberespacio ...hay que ver el tiempo que se consume en esto!
AL referirme a algo leído , no se como me daría ese tiempo para hacerlo, que tú lo haces muy bien en ir diciendo lo que leíste y que veo dejó su huella, por eso la entrada no?
Aquí amiga resoplando vientos chamuscados pues en todas partes d e mi país se quema la Tierra...cerca mío hay brotes de fuego de malezas y me ahogan esos olores y me ahoga la claridad de pensar...
estamos mal :))
ansió que llueva, soy del frío y del agua...el sol tibio...y estoy muy cerca de volcanes...
te dejo un abrazo grande!
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NO TE VAYAS SIN DEJAR TU TINTA
EN ESTE HUMILDE TIMÓN,
AL ALBUR DEL BARLOVENTO!