La angustia lo acometió como una ola repentina. Antes de que pudiera decir «truco o trato» una mascarilla de oxígeno le taponó las intenciones y una sonda atravesó la jocosidad del momento. Sus amigos, paralizados por el pánico, miraban la escena incapaces de reaccionar. No se atrevían a confesar que a falta de golosinas, habían decidido pasar a la bromita de marras en esa funesta noche de Halloween. Una camisa de fuerza encontrada en un viejo desván familiar y pasta dentífrica, de las que hacen mucha espuma, fueron los ingredientes básicos de aquella travesura. Una oportuna calaverada que se llevaba a su amigo, por repentino ataque epiléptico en plena Gran Vía, a las urgencias de un psiquiátrico con pronóstico reservado.
Mar Solana©.
Entradas
12 comentarios:
Y una broma -macabra, irresponsable, trágica- es lo esta noche estalló en el recinto madrileño donde tres vidas quedaron atrapadas entre la masa en estampida incontrolable.
Terrible...
Menuda broma!!!
Oye, Mar, o lo he soñado o yo ya había leído este micro y lo había comentado.
¿Será cosa de brujas?
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Hola Jóse:
Me alegra verte mar adentro. Sí, lo que ha pasado esta noche ha sido terrible, quizás son las consecuencias de la masificación de una época en la que las bromas ya quedan relegadas (casi) a juegos de niños. No es la primera vez que pasa una tragedia así producto de una masificación sin organizar, da igual el evento: Halloween, concierto de música, etc., son las formas...
Hola, Mos:
Pobrecito, jajaja...De brujas nada, que en mar adentro solo hay brujas buenas ;)
Sí, ya lo habías leído en la anterior entrada... Lo he vuelto a publicar con su título original porque creo que merecía leerse en condiciones sin ser eclipsado por la información anterior...
Un besote enorme, querido Mos.
Bromas con terribles consecuencias. Siempre es un placer leerte Mar aunque últimamente estoy bastante alejada del mundo bloguero. Te dejo un cariñoso saludo. Siempre te recuerdo con cariño. Besos
¡¡Belkis!!
¡Qué alegría verte mar adentro :D!
No te preocupes, esto va por épocas; lo importante es el cariño y eso siempre estará :) ¿Qué tal por tierras teutonas? Espero que te vaya fenomenal...
Un abrazo muy grande.
jajaja parece que no te gusta celebrar el halloween. Bueno, ya somos dos.
Un abrazo
Hola, Drac:
¡Cuánto tiempo!, me alegra tu visita.
Sí, todo lo que tenga que ver con 'celebrar' sin invitar al mal gusto, es bueno para todos, es la sal de la vida ;))
Un fuerte abrazo.
Hola, Mar.
Lo que da de sí una camisa de fuerza y un chorrete de dentífrico… Si es que eso de “hacerse el loco” no trae nada bueno, jejejejeje. Buen micro, con ese pelín de mala leche que siempre tienen que tener. “Chapeau”.
Enhorabuena por tu participación en ese estupendo libro de micros “63 claves…”. Me consta que escribir un buen micro es un arte e implica una habilidad como escritor poco dada a devaneos. Ya lo dijeron los grandes maestros como Cortazar, Borges… El micro tiene que ser como una flecha, sin desvíos innecesarios e impactando al final (dicho con mis palabras y a mi manera, claro).
Un requetebeso, preciosa mía.
Hola, guapetona :)
Me alegro de que te haya gustado; este micro lo escribí ya hace tiempo y en principio nació de una frase-idea (la del título original) que me propusieron en un ejercicio de talleres de escritura...
La verdad es que el micro es un género peculiar que hay que mimar porque, de lo contrario, corre peligro de convertirse en una greguería, chiste o algo descriptivo tipo 'prospecto' ;) Sí, es un arte, Luisa, y no siempre fácil llegar a dar con la fórmula perfecta. Me gusta como lo describes tú: una flecha que no se desvíe de su diana: impactar al lector ;)
Besitos de viernes :)
Que tremendo
nunca se termina de aprender, nunca es poco tomar muchas medidas de seguridad para estas situaciones no?
saludos!
Jejeje... Sí, Meulen, hay que llevar cuidado con las bromas porque se pueden convertir en un suplicio...
Besotes, guapísima.
Publicar un comentario
¡POR FAVOR, NAVEGANTE DE "MAR ADENTRO",
NO TE VAYAS SIN DEJAR TU TINTA
EN ESTE HUMILDE TIMÓN,
AL ALBUR DEL BARLOVENTO!