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Fotografía de Mar Solana. |
¿Sabéis ese momento de la sobremesa, después de una estupenda comida con inmejorable compañía, el incipiente aroma de un buen café acariciando tu naricilla y el paladeo de esa afable charla que nacerá entre los dulces deseos de tan preciado instante? Con sonrisa de chocolate y un guiño de membrillo, el anfitrión del encuentro coloca en el centro de la mesa, muy cerca de la cafetera, una flamante caja de bombones… Y a ti te salen pecas, chispitas de los ojos y las patas de tu silla se marcan unos pasos de claqué… ¡Hum qué maravillosa conjunción! Y este inestimable pedacito de cacao que tan buenas sensaciones me dejará, en el presente y en el recuerdo… ¡bien vale una misa!
“El mundo de Aroa” es ese atractivo bombón, un trocito de palabras de lujo para disfrutar de ese lapso de relax que el día te depara. Son las vivencias de Aroa, una niña Benalmadense de dos años que tenía muchas ganas de compartirlo con las personas ‘glandes’. Un buen día, le dijo a Mercedes, su abuela: “’Abela’, ‘quero’ contar mis cosas pero no se ‘cribil’, ¿me ‘ayulas’? Y Mercedes, su diligente ‘abela’, afiló su pluma de estrellitas, la de contar historias de piruletas y de globos enOOOrmes, y se puso a la tarea. El resultado: un delicioso diario en el que Aroa nos agarra de la mano para enseñarnos una vida más fácil si se siguen los “puntitos”, su dedo mágico que todo lo consigue; a avisar con silbidos a Pepito Brillo, el de Pinocho, y a Lunes, el amigo perezoso del Domingo. Con Aroa descubrirás que los moquitos de tu nariz son importantes, que los globos también se ponen tristes y que el mundo es pura magia si aprendemos a mirarlo sin esquinas, ni dobleces, tal y como es.
Cuando terminó de escribirlo, Mercedes lo envolvió en papel de regalo de margaritas y elefantes, le puso unos lazos de arcoíris y se lo ofreció a su peque, su tesorillo, su cachito de cielo, y Aroa se puso muy contenta… Tanto como vosotros cuando os sentéis a disfrutar con su lectura…
SOBRE LA AUTORA…
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Fotografía de Manuel de Mágina. |
Mercedes Martín Alfaya nació en Córdoba, aunque actualmente reside en Benalmádena (Málaga) con su familia, sus globos, su pluma mágica y sus libros. Escritora y funcionaria del Ayuntamiento de Benalmádena, ha escrito numerosos cuentos y relatos infantiles que han recibido sendos premios, pero desde que Carmen Posadas le dijo que tenía mucho talento para la literatura infantil, no se ha separado de su pluma de estrellitas, la de contar cosas de piruletas y globos enOOOrmes.
Se define a sí misma como una persona inquieta y responsable. Le gusta la gente positiva, los magos, las cenas con velitas, escribir y andar descalza… Aprende de los demás y comparte siempre sus hallazgos. El tiempo le enseñó que las piedras rompen los bolsillos y las sonrisas los ensanchan; que leer es vivir dos veces y que la felicidad no está donde se busca, sino donde se encuentra. No cree en la casualidad y se ha comprado una mochila para guardar tesoros. Admira a García Márquez, Delibes, Cortázar y Bécquer. Nunca pierde de vista el horizonte y tiene un Dios y un amigo.
Una de sus frases favoritas: Te quiero no por quien eres sino por quien soy cuando estoy contigo (García Márquez).
Mercedes cuenta en su trayectoria como escritora con numerosos premios y menciones, entre ellos, el segundo Premio Nacional de Cuento “Emilia Pardo Bazán” (Comunidad de Madrid 2008); el primer Premio de Relatos Canal Literatura 2007, con su relato “El secreto del jefe indio”, con Carmen Posadas como presidenta del jurado, el primer Premio Cartas de Dulcinea a don Quijote: “Escuela de Escritores de Alcázar de San Juan, (Murcia).
Aquí os dejo con dos de mis fragmentos favoritos. El primero pertenece a “El mundo de Aroa”, el libro que os acabo de presentar. El segundo es del relato ganador del certamen de Canal Literatura de 2007: “El secreto del jefe indio”.
“Aroa se ha dormido…, volverá para hablarnos de Campanilla, Alicia, el Capitán Garfio o Perdigón (que es el caballo de Toy Story que a ella tanto le gusta); también sabremos de sus amigas, su escuela y lo bien que se le dan los cuentos y las cuentas. Y yo la esperaré impaciente, asomada a la ventana, para que juntas sigamos descubriendo el mundo.
Con todo mi cariño,
Tu abuela.”
“(...) El caso es que cuando mi padre me mira, con los ojos mojados, yo abro mucho las piernas como hacen los jefes indios al ponerse serios y le guiño un ojo para que se quede tranquilo, que yo ya sé guardar secretos."