Oscar, el chico con el pelo teñido de rubio y con algunos mechones de punta, se dirige con gesto taciturno a la floristería de Isabel, la más antigua del barrio. Se ha peleado con su novia y quiere sorprenderla con flores para pedirle perdón.
─Buenos días. Me gustaría enviar un ramo de nueve rosas rojas─ dice Oscar visiblemente impaciente y emocionado por la decisión que, sobre la marcha, acaba de tomar. “¡Rosas rojas para recuperar de nuevo a mi chica! Nueve, el día de nuestro encuentro; rojo, su color favorito…”, piensa Oscar entusiasmado con su ocurrencia.
Isabel se levanta de su taburete, deja encima de la mesa las tijeras de podar, y con una amplia sonrisa se dirige al lugar donde tiene las rosas y comienza a escogerlas para elaborar el ramo. “Seguro que es un regalo para una primera cita”, piensa la florista. Y siente la ilusión del primer amor, la vehemencia de una primera cita se cuela por sus recuerdos y se emociona casi hasta el llanto.
─Por favor, Liliana, toma nota a este chico del nombre y dirección de este bonito envío.
Liliana lleva apenas unos meses trabajando en la floristería de Isabel, pero lo que más le gusta de su perfumado y colorido trabajo son los encargos de amor. Y aunque sabe que también forman parte de la vida, detesta las coronas para los funerales. Con un gesto rápido y coqueto, Liliana se retira un mechón de su morena y rizada melena de la cara y comienza a recordar su primera cita: “¡fue tan excitante, qué guapo era aquel hombre!, un venezolano muy alto, tostadito como el café y elegante como este delicado y cuidadoso ramo de rosas rojas…”. Con la mirada lejana y soñadora, le pide los datos de envío a Oscar, que le va dictando a Liliana, la romántica:
Para: María Pérez Baluarte
Avenida de los Sauces, 39,
De: Oscar Martínez López
Más quiso el destino o el emotivo recuerdo de su primer amor, o ambas cosas, quién sabe, que Liliana se equivocara en dos letras. Darío, que así se llamaba su guapo venezolano, acostumbraba a hablarle a Liliana, así era él, del “cauce” que seguían las cosas cuando dos personas se sentían atraídas de aquella manera.
Así que cuando Alfonso, el repartidor, recoge el ramo y la tarjeta de entrega, ésta reza así:
Para: Daría Pérez Baluarte
Avenida de los Cauces, 39,
De: O.M.L.
Alfonso es un tipo bajito, calvo y con una sonrisa entrañable. Ha alquilado “Nothing Hill” y además ha comprado una botella de Moët&Chandon junto con una tonelada de helado de chocolate. “La noche promete”, piensa imbuido por un intenso y repentino soplo romántico, como hace tiempo no sentía. Mira el resplandeciente ramo de las nueve rosas rojas, y entonces el amor le parece el sentimiento más noble y digno que un ser humano pueda albergar. Le invade una sensación de inmensa alegría.
Para: DARÍA
De: O.M.L.
10 comentarios:
Mar, un relato muy tierno y romántico.
Hay que ver lo que puede suceder con un error, la felicidad que puede dar.
¡Lástima que la pobre María se va a quedar sin saber que su querido Oscar le había pedido perdón con un bonito ramo de rosas!
¡Jajajaj, es cierto, Milagros! Pero, ¿y la historia de amor que promete comenzar entre Daría y Olegario en el último tramo de sus vidas?
Un beso, gracias por estar ahí, bella.
Ja ja ja, que bueno, que lío has montado con la Liliana puñetera, el pobre chico no se arregla con la novia y encima le cuesta el dinero. Menudo confusión, no me imagino a la abuela cuando se encuentre con el vecino...por cierto las iniciales, llamamé perversa pero suenan un poco escatológicas,(suenan a culo) yo las cambiaria, hay muchas iniciales...
Me ha encantado y me ha hecho imaginar mucho más de lo que has escrito.Fantático Mar.
¡jajajajaja, Marien, no puedo parar de reirme! Te prometo que ¡nooo habíaaa caídoooo! Y eso que antes de enviárselo a Dani, lo leí y lo releí(soy perfeccionista hasta aburrir a un planeta entero...), pero no me percaté del "OGT". Te agradezco un montón que te hayas dado cuenta... pensaré en otras :-)
Un beso de rosas
mar
magníficos relatos
ha sido un placer descubrirte
un abrazo
fernando
¡Muchas gracias, Fernando! Me alegra tu visita, vuelve cuando quieras, serás muy bienvenido.
Un fuerte abrazo,
Hola Mar,
El relato es estupeeeeeeendo. Gracias por la dedicatoria. Me gustaría que me dijeras que sabes de la Antología de Relatos de Aula que hacen cada año con las historias de los alumnos. Me he matriculado del otro bloque tambien que empieza el 11 de mayo. Cuéntame algo.
Besos de rosa
Pues, la verdad, Marien, es que no tengo ni idea de cómo va lo de la Antología. Ni siquiera sabía que existía, hasta que en el blog del Aula algunos alumnos dejaban caer comentarios. Me fuí a la página web del Aula y allí cuentan algo más, pero no demasiado, ¿es cómo un concurso o algo así? Pues no lo tengo claro, así que, como ves, mucho no puedo ayudarte. Yo también me quería matricular en un siguiente curso, pero quiero hablar con Daniel, a ver qué me aconseja, porque no tengo muy claro por dónde seguir.
Gracias por tus ánimos, una rosa y nueve besos,
;-)
Un fuerte abrazo,
mar
Un saludo de paz
muchas gracias por dejar tu huella en casa
sé siempre Bienvenida
te felicito por tu capacidad de enhebrar tan bien las ideas y dejarlas tan bien bordadas en una prosa (yo soy nula en cuanto a la narrativa ...me cuesta un cielo)
ha sido grato leerte y muy entretenido cosa que realmente aprecio de los escritos :=)y también que me abstraen hacia el mundo del autor y sus visiones.
dejaré tu blog enlazado al sidebar de mi espacio para no perder ruta y saber cuando has actalizado OK
las mejores energías a tu vida
Estoy encantada con tu visita, Elisa. Me alegra que mis escritos tengan la capacidad de entretener, pues ese es mi principal objetivo:mis queridos y adorados lectores.
También te tengo enlazada, me gustará mucho seguir tus sensibles y delicados pasos.
Un abrazo redondo, cálido y grande como el Sol para ti.
Publicar un comentario
¡POR FAVOR, NAVEGANTE DE "MAR ADENTRO",
NO TE VAYAS SIN DEJAR TU TINTA
EN ESTE HUMILDE TIMÓN,
AL ALBUR DEL BARLOVENTO!