“Juan Cano Solana (1915-1936): UN POETA EN TIEMPOS DE GUERRA”
(Edición limitada)
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Podéis leer la historia de este libro y su prólogo en esta misma entrada.
Espero que os animéis... GRACIAS.
El año anterior, en marzo de 2006, sucedió algo muy importante en mi vida. A través de un interesante libro de Psicología: “Emociones y temperamentos”, conocí a su autora gracias a la ciber magia que nos otorga Internet, Sofía Pereira. Sofía es la tía de Jorge Brown, al que dediqué un poema el 25 de marzo de 2009: “A Jorge”
Contaba con algunos recuerdos, aquí y allá, esparcidos por los polvorientos anaqueles de mi memoria, que su hermano y mi padre, Santiago Cano Solana, se había encargado de diseminar. Cuando mi padre hablaba de Él, en su semblante se dibujaba una mezcla de dolor, rabia y orgullo; sus ojos poseían ese brillo líquido de lágrimas escondidas que, con la anestesia que inyecta el paso del tiempo, había aprendido a ocultar de forma magistral. Mi querido padre siempre fue el hermano que más hablaba de él, que más le recordaba, a pesar del dolor y la vergüenza de aquellos luctuosos hechos que él siempre sintió tan injustos.
Pero esos deslavazados recuerdos que yo atesoraba desde muy pequeña no eran suficientes para poner en marcha lo que me proponía. Así que me armé de coraje y, con los pocos datos que poseía sobre mi Tío, envié algunos correos electrónicos, poniendo "SOS" en el asunto, a aquellos lugares que consideré que me ayudarían pero sin ninguna esperanza de respuesta.
Cuál no sería mi sorpresa que a los dos días, el 6 de noviembre de 2007, recibo no una, sino dos respuestas a mis ansiados correos. Y decido ponerme en contacto con el que hoy es coautor de este interesante librito: José Antonio Calvo Gómez, sacerdote, escritor, teólogo y, ante todo, un avezado historiador conocedor de la tierra en la que nació mi Tío, El Arenal de Ávila, como la palma de su mano. Gracias a su trabajo de campo, pudimos ir desenterrando los datos que ambos necesitábamos para escribir nuestros textos, él sobre la historia de El Arenal en el año 1936 y yo sobre la biografía narrada de mi Tío, el joven seminarista, escritor y poeta en ciernes, Juan Cano Solana. Juntando nuestros trabajos con la revisión del drama poético de mí Tío, además de las deliciosas y entrañables láminas que acompañarían al texto, dibujadas por el joven David Iglesias Martínez, nació este libro, mi primer hijo literario, del que me siento enormemente orgullosa.
“Todos los seres humanos poseemos el deber moral de no olvidar a nuestros muertos, de rescatar su memoria.Debemos recordar que nosotros estamos en esta tierra y somos quienes somos gracias a la existencia y al amor de los que nos precedieron.Juan Cano Solana, el poeta, fue en el tiempo que vivió, su tiempo, una joven promesa repleta de talentos, una noble semilla segada y arrancada por el odio de los hombres, la injusticia humana, la ignorancia y la incomprensión de una España dividida y eternamente enfrentada.
Ahora, casi setenta y tres años después, hemos decidido insuflar aires más frescos a esta nueva publicación añadiendo un relato sobre su efímera pero intensa vida, así como algunos e importantes datos históricos sobre El Arenal de Ávila, lugar donde nació y creció el joven poeta y seminarista, Juan Cano Solana.Esta es la “cuenta pendiente” que le debíamos todos los suyos, con ello esperamos henchir de alegría y satisfacción aquel lugar del cielo donde mora su magnánima alma.”
Mi padre, Santiago Cano Solana, ya nos había contado muchas veces algunos fragmentos sobre su vida y su muerte, más cuando hoy supe los desgraciados detalles que la rodearon y los tristes días que la precedieron, me sentí profundamente emocionada y consternada como jamás lo había estado en mi vida. Y aunque me he parado a reflexionar muchísimas veces sobre el por qué o el para qué de la crueldad y el odio entre los hombres, casi siempre alcanzo la misma conclusión: una persona capaz de poner fin a la vida de otra, de truncar vilmente su destino y oportunidades de desarrollo y evolución como ser humano, tan sólo es persona en cuerpo y apariencia, porque su alma es la de un títere a merced de oscuras fuerzas que, desde el principio de los tiempos, están batallando en contra de la humanidad para dificultar nuestras tareas en pro del bien.
Mi tío, ese gran hombre que pudo ser, a la par que otras muchas personas que, como él, murieron de forma tan despiadada, injusta y cruel, nos han dejado una “cuenta pendiente" a los que hoy podemos recuperar su memoria, y es precisamente la de coronar su recuerdo con aquella bella rosa que nunca pudo reposar serenamente sobre aquel lugar que los vio por última vez. Se trata de "cerrar" la historia de una vida que, en aquel momento y bajo aquellas circunstancias, no se pudo llevar a cabo con la dignidad que todo ser humano merece."
Villalba, 19 de junio de 2009.