Samuel, el mago. Ilustración: © Gema Garcia Ingelmo |
Samuel se sentía muy decaído. De su sombrero «mágico» de doble fondo extraía una hilera de pañuelos anudados de todos los colores. Un niño aplaudía, entusiasmado, desde su cochecito mientras su madre dedicaba a Samuel un mohín indolente que provocaba en el mago callejero aún más desgana. Las palomas, con sus abultadas pecheras blancas, caminaban a saltitos en su afán de picotear las migajas esparcidas por el suelo; cuando levantaban de nuevo el pico, unos ojos redondos y negros como bolitas de pimienta escrutaban, nerviosos, al parvo grupo de espectadores. Algunas personas que pasaban por allí se acercaban, curiosas, hasta el lugar donde Samuel prodigaba su repertorio de trucos, pero rápidamente abandonaban el pequeño círculo que se había congregado en la «Plaza de la Bohemia», aquella nublada mañana de primeros de noviembre. Un cielo estático y plomizo amenazaba con vaciar los hinchados vientres de las nubes otoñales.
Cansado, el mago dedicó una silenciosa reverencia a su escaso público y ofreció un platillo en busca de algunas monedas. Pero la pequeña concurrencia se disgregó sin aplaudir siquiera; parecían programados para, de repente, hacer algo distinto. Tan sólo un anciano de andares resueltos se acercó a él y depositó en el fondo de su sombrero unos objetos de colores. Sus ojos, verdes con irisaciones de ría marina y festoneados por un montón de arruguitas, dedicaron un brillo cálido y generoso a los del mago, tristes y distantes. Descubrió que el viejo le había dejado una cápsula blanca muy pequeña y una especie de cristal ovalado verde esmeralda, mucho más grande y envuelto en celofán. Samuel, confuso y sorprendido, se dirigió a él que lo observaba con simpatía: «Pero… ¿qué diantres es esto, abuelo? Yo…»
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—Samuel, debes tomar una decisión si quieres «ver». Te dedicas a la magia y sin embargo… —hizo una pausa para carraspear y tomar aliento, no era fácil lo que debía comunicarle—… eres mucho más escéptico que tu público, cada vez más reducido, por cierto…
—Pero… ¿quién es usted y cómo sabe mi nombre y… lo demás? ¿De qué decisión me habla, qué significa…? —le preguntó al extraño anciano con una mezcla de asombro y enfado. No le gustaban las cosas que no podía controlar .
—Quién soy yo y cómo sé tú nombre ahora importa poco para lo que nos ocupa. La decisión a la que me refiero está entre la pastillita blanca y el caramelo verde. Ese es el regalo que hoy te hago por tu jornada de trabajo, por habernos deleitado con todos tus trucos y tu magia, Samuel. Mereces saber…
—Pero… ¡si no le he visto entre el público!, ¿de dónde sale usted? —le interrumpió. Cada vez se encontraba más impaciente y confundido…
—… Mereces saber, avizorar con todos tus sentidos, cómo es el universo de verdad —continuó el viejo, inquebrantable, con su discurso—. Hace mucho, mucho tiempo, yo también tuve la misma oportunidad que te ofrezco ahora: "ver" el mundo a lomos de tu «caballo de Vida», un precioso corcel blanco, desde dentro del Carrusel o fuera de él. Tú decides, mago: si te tomas la pastilla blanca, percibirás lo que te rodea parecido a como lo ves ahora, desde dentro del Carrusel, encaramado a córcel y sin detener el giro; el blanco es el color de la pureza y de la paz. Observar todo así será suficiente para darte cuenta de algunas cosas que necesitan un cambio de perspectiva muy urgente en tu rutina. Si eliges el caramelo verde, que bajo ningún concepto debes tragar, ya que correrías el riesgo de quedarte atrapado en tal «visión», descubrirás también la Vida, con tu «caballo», pero fuera del Carrusel. El verde es el color de la esperanza y del equilibrio. Es probable que esta opción no te ofrezca tantos detalles sobre los aspectos que debes renovar en tu existencia, aunque podría ser un enfoque para completar tu visión del universo… Ahora debo irme, Samuel. Recuerda: la blanca se traga, no la dejes en tu boca más de lo necesario. El verde se chupa, ten cuidado de no morderlo o engullirlo. Y lo más importante, no debes temer equivocarte, tu decisión será la más adecuada para «ver» aquello que necesitas ahora.
Cuando Samuel levantó la vista del fondo de su sombrero ocurrió algo increíble, ¡el anciano había desaparecido!, pensó que se estaba volviendo loco… Dirigió miradas inquietas en todas las direcciones y ni rastro de aquel extraño personaje. Caminó hasta un banco y se sentó. De repente, el mago estalló en estruendosas carcajadas que hicieron volver la cabeza a más de un viandante que paseaba por la plaza. «Esto tiene mucha gracia —se dijo a sí mismo— toda mi vida sin creer en la magia y sin un ápice de fe; actuando solo para sacar adelante a mi familia. Y ahora un abuelo de lo más raro me paga con caramelos y desaparece delante de mí… ¡Ja, ja! ¡Buen truco, seas quién seas, sí señor, este quiero aprenderlo yo!».
Observó con detalle sus pequeños e inauditos objetos. Se dio cuenta de que apenas recordaba el discurso del viejo sobre ellos. Sin embargo, sí había memorizado que no debía temer un error; cualquier opción que eligiera sería la correcta para él en aquellos momentos. Samuel pensó en la cantidad de veces que se había paralizado por miedo a equivocarse. ¡Por fin podía apoyar su elección en algo que no fuera el recelo! Hiciera lo que hiciese, sería lo correcto. Se sintió liberado, por primera vez en su vida le invadió una inmensa sensación de paz y alegría ¡y sin haber pensado todavía lo que iba a hacer con esas pastillas! Rió de nuevo, era fantástico. Optó por tomarse el caramelo, el verde era su color preferido desde niño, le transmitía mucha calma. Quitó de forma lenta el celofán, poniendo sus cinco sentidos al abrirlo. A Samuel le pareció que resplandecía como jamás había visto brillar nada, sintió la extrema tersura de su envoltorio en cada uno de sus dedos y escuchó con una nitidez pasmosa el «cris cras» del papel al desplegarse; le pareció que el ambiente se llenaba de miles de partículas, frescas y fragantes, de lima recién cortada. Se lo llevó a la boca y una exquisita explosión a menta y hierbabuena lo invadió. Un sabor tan delicioso que le entraron unas enormes ganas de morder el caramelo, incluso de comérselo sin masticar siquiera. Sin embargo, recordó que solo debía chuparlo y deshacerlo poco a poco. Se acomodó en el banco y paladeó aquella especial y apetitosa golosina con delectación infantil, recreándose en cada vuelta que daba alrededor de su lengua.
De repente, Samuel miró a su alrededor y, estupefacto, comprobó que todo se había detenido. Las personas que por allí pasaban, el puesto de gofres y palomitas, incluso las gotas de lluvia, que hacía un rato comenzaron a caer con mesura, pendían del aire, estáticas, reflejando en sus minúsculas esferas una fabulosa luz desconocida para el mago. Las hojas que antes había levantado el viento, parecían colgadas desde el cielo por un hilo invisible y formaban espléndidos remolinos de flores y espirales. Samuel quiso levantarse imbuido por tanta belleza y se quedó paralizado en el sitio… ¡El banco en donde minutos antes se sentó, se había convertido en un precioso alazán que le llevaba al paso por aquella plaza suspendida en el tiempo! El mago se sentía tan emocionado que comenzó a llorar y entendió, como si estuviera grabado en cada una de sus lágrimas, la fuerza y el significado de vivir con plenitud el momento presente, ¡lo que se había perdido siendo tan vulnerable! Cuántas oportunidades había dejado en el camino por ese vértigo que cada mañana, al despertarse, lo invadía como si su vida fuera un carrusel y girase sin tregua, agotado de galopar sin control. «¡Claro!» —se dijo Samuel— y de pronto lo comprendió todo a la misma velocidad que un destello imperceptible. Eran formas muy superficiales de entender el mundo, trampas que con el paso de los años había tejido su mente cual ávida araña, engaños de un ego con mucho miedo a desaparecer para siempre. Supo, con claridad meridiana, que la verdadera realidad la vivía en ese instante… Con la inusitada energía de aquel soplo eterno, Samuel lloró con un arrojo desconocido.
De pronto, las gotas de lluvia recuperaron su habitual gravedad y se restableció la normalidad en la plaza. Los gofres volvieron a humear esparciendo su dulzón aroma por todos los recovecos y las personas reanudaron sus habituales ritmos frenéticos. Samuel, sentado otra vez en el banco, se enjugaba su llanto. Observó el horizonte, un enorme arcoíris resplandecía en el oeste de la ciudad, nunca vio uno tan sublime y especial.
MAR SOLANA©
39 comentarios:
Me ha gustadomucho la gran descripcion de todos los elementos que sugen en esta historia, las palomas, las personas, el anciano, un gran momento de imaginación. Yo hubiese scogido también el caramelo verde, pero que pasó con la pastilla blanca? Muchas gracias de nuevo por tan rico relato
Que decirte me quedo con el anciano que con sus presencia ilumina tu escrito..
Un abrazo
Saludos fraternos
Que disfrutes la semana que comienza.
Mar no se que varita te ha tocado si la del mago o la del tiempo que es capaz de pararse para demostrarnos la belleza que llevamos dentro. Es un relato precioso con una intensidad que te hace enganchar desde la primera a la última palabra.
dos formas de ver la vida de dentro hacia fuera, o de fuera hacia dentro.
ultimamente estoy queriendo parar el tiempo para verlo todo con más nitidez y me pasa algo parecido a la historia, el miedo siempre me paraliza, porque mi ego no quiere doblegarse, me encantaria tener los caramelos y que todo sucediera tan rápido, pero el crecimiento es poco a poco.
Un besazo y estas hecha una escritora de chistera.
Mar. Me siento muy honrado con la generosa dedicatoria que me dedicas.
Precioso, magnífico relato. Todo él rezuma esperanza. Me entran ganas de buscar un caramelo de hierbabuena, de menta para deshacerlo en mi boca y quedar suspendido en el ahora. Que indudablemente es lo único que tenemos. !Cuánta razón tienes! Nuestro ego, esa vocecilla que nos martiriza las veinticuatro horas el día, nos impide vivir el momento. Es como si nuestra mente nos obligara a permanecer atrapados en un carrusel, girando y girando siempre sobre lo mismo. Me hubiese gustado probar también la pastilla blanca, para poder apearme del carrusel y ver mi vida desde el exterior. Quizás así, pudiese conocer mi verdadero camino y adentrarme en él.
Admiro tu forma de escribir. Llena de sensibilidad y preciosos detalles.
Un abrazo
Mar.. son las 11 de la mañana, me queda mucho por hacer.. pero al ver tu entrada, me he sentado en el banco junto al mago, olvidándome del tiempo..
De pronto, he visto dentro del sombrero no dos.. sino muchos caramelos que me ofrecía la vida..Tu los ponías con tu relato y según los abría aparecía un escrito distinto.. unos ofrecían tristeza,otros alegría e ilusión y el tuyo la magia del momento..Todos me habéis ido llenando de tal manera.. que ya no son mis poemas lo más importante,sino la mejor excusa para conocernos y vivirnos.. Los comentarios,como te dije son la clave para sentir vida en el blog..
En cada comentario sale la paloma,la estrella,el arco iris.. el viejo que me ofrece su eternidad en las manos.. y después desaparece al cerrar el ordenador..
Querida amiga.. con este escrito tú has resumido perfectamente mi experiencia en este mundo bloguero.. Se para el tiempo y comienza la magia.. y me emociona saber que también yo puedo hacerla con vosotros..porque emergen las palabras deseosas de alentar,dibujar, colorear.. y admirarse del paisaje que cada uno me regaláis..
Recuerdo el primer cuento de tus hadas y tus duendes.. que tocó directamente en mi aún cercana infancia.. abriéndome la puerta de los cuentos,que cada noche cruzo.. cuando me siento cansada..
Ese mago somos cada uno de nosotros,que ha de pararse de vez en cuando y reflexionar para valorar el presente..el mejor momento que se nos escapa sin darnos cuenta..
..Y tu "mi querido viejecita..." has llegado con tus caramelos y nos has parado montrándonos con la maestría,la minuciosidad y el calor de tu relato..volviéndonos niños de nuevo con el brillo en los ojos y el corazón henchido de esperanza..
Mi enhorabuena,mi agradecimiento y mi cariño,amiga.
M.Jesús
Yo tambien he sentido detenerse el tiempo con este bello relato que nos regalas, Mar.
La sabiduría de un anciano ha sido capaz de cambiar la perspectiva de un triste mago que había perdido el entusiasmo de su tarea diaria.
¡Que lindo todo! El caramelo y los ojos verdes del abuelo, como una ría que arrastra su esmeralda de menta y hierba buena, hasta la chistera de la ilusión perdida.
Me ha encantado, Mar. Ahora sigo mi tarea con más ilusión, con más fuerza y con mucho agradecimiento a tu fantástica imaginación.
Un abrazo.
¡Tú si que eres un crak escribiendo! Tienes "la pluma fácil" y sabes describir y cautivar con tus relatos
¡a ver si tengo suerte y me encuentro con un viejecito que me ofrezca pastillas blancas y caramelos!
El caramelo verde, está muy bien, pero la pastilla blanca...!
No sé con cual me quedaría.
¡Muac!
Me gusta como describes. Intento aprender de gente como tu. Animo
Podría decir mil cosas ...más se hace sustancia en este momento una frase que pocas veces la uso, según mi ególatra pensamiento ...por suerte ...
y este es
UN TEXTO QUE ABRE PUERTAS...
y por muchas razones , ya verás como de los que dicen aquí , has abierto la caja de sus reminencias y de sus asertivas vivencias -..
lo que siembra el poder de la palabra bien dicha , ni uno es capaz de imaginar hasta donde corren sus auténticas lindes...
Volveré a mirar por mis cerraduras y abriré la puerta de la magia de los otros trashumantes...
saludos fraternos y gracias por compartir la vida!
Mar, a veces como hoy la vida conjuga sus elementos y guía nuestros pasos hasta un lugar tan necesario como tu relato. Me ha llegado al alma y siento tus letras y su contenido como un regalo.
Te felicito , estoy degustando mi caramelo, no lo mastico ni lo trago.
Un gran abrazo y gratitud.
Cecy
Hola Mar,
Muchísimas felicidades! Me ha encantado, creo que es uno de tus mejores relatos. Has conseguido trasladarme a esa melancolía del personaje, me he imaginado perfectamente la escena. Y el trasfondo muy bueno. Me ha gustado mucho.
Un beso.
Mar, como siempre tu relato está muy bien pincelado y magistralmente escrito.
La magia es una de las cosas que más me atraen y me sorprenden.
Es cierto que es difícil escoger entre una perla y una esmeralda.
La una encierra la belleza, la otra el destello de una ilusión.
La elección es ardua, pero sin haberlas visto ambas, difícilmente se encuentra la armonía al final del camino.
Besos enormes, Mar.
Gracias por deleitarme con tan bello relato y dejar que me embaucara en toda tu/su magia.
Como siempre emocionante y precioso relato, yo tambien me pido la verde, por cierto, como me ha recordado cosas de mi trabajo, cuando estaba alli.
Un saludo muy grande para ti.
Los inconvenientes de llegar tarde son estos, que cuando lo haces ya todo está dicho, pero es igual, aunque me repita he de decirte que ese instante yo lo he vivido. Prometo que para mí se paró el tiempo sin sentir absolutamente nada de lo que a mi alrededor sucedía. Acababa de recibir en mis brazos en ese instante a mi primera hija. La estreché en mis brazos con toda la delicadeza que se puede hacer con un ser recién nacido y todo se paralizó a mi alrededor. En ese instante sólo habitábamos este mundo mi hija y yo. Tanto es así que cuando mi existencia se puso de nuevo en movimiento, me dijeron que me habían preguntado varias veces por la sensación de recibir a mi hija en mis brazos y ninguna de ellas tuvo respuesta.
Una vez más, querida mar, te has lucido y nos has deleitado con tu escrito.
Un beso, amiga mía.
Un gusto inmenso leerte. y sabes, siempre leo los comentarios y si los tomo muy en cuenta y los agradezco de todo corazón, y la verdad que no sé por que siempre suele dar problemas a muchos por comentar.. y eso lo he experimentado con explorer.. y siempre suele utiliza el MozillaFirefox..
Bueno eso y de verdad que siempre te agradezco que me comentes..
Aprecio mucho tus visitas..
Un abrazo
Saludos fraternos siempre con cariño.. y el respeto y admiración que te tengo,..
Querida Mar:
No es que con la segunda no sintiese la misma sensación, lo que sucede es que con la primera me cogió de sorpresa y con la segunda ya tenía la experiencia.
Rossella, la primera y Paula la segunda, son mi vida junto a mi mujer y mis nietos.
Un beso
Wow, me encanto, me he quedado maravillado ante bello relato, lleno de razón, de magía, no se escapa ningún detalle y la descripción es simplemente magnífica porque me sntí de pronto en aquella rueda de gente viendo actuar al mago y después me sentí en segundo plano como si estuviera viendo una película pasar.
Yo me hubiera llevado a la boca el caramelo y después la pastilla blanca, imagino que los dos me hubieran transmitido quiza situaciones antagónicas, pero la experiencia hubiese sido igual de vivencial.
QUERIDOS NAVEGANTES:
Ángel, Adolfo, Esther, Ignasi, Mª Jesús, Caracola, Pedro, Máximo, Meulen,Luciérnaga-Poeta, Sonia, Eva, Nines, Terly e Israel...
¡Muchísimas gracias por vuestro estímulo "Mar adentro", con comentarios como los vuestros, nos ponemos a navegar a toda máquina ;=))!!
Me alegra muchísimo que os haya gustado e inspirado la historia de Samuel, el mago... al fin y al cabo, cuando uno se va "haciendo mayor", estas son las cosas en las que muchos pensamos...
IGNASI: Me alegra que te haya gustado la dedicatoria, pero las gracias te las doy yo a tí, pues tú has sido una gran parte de la fuente que he bebido para inspirarme. GRACIAS, AMIGO.
ADOLFO: Gracias por tu comprensión y cariño... sigo teniendo problemas para entrar en tu blog, de momento, sólo me pasa con el tuyo... pero te iré a ver siempre que pueda, ¡aunque me tire una hora! ;=))
UN FUERTE ABRAZO PARA MIS NAVEGANTES PREFERIDOS.
Precioso relato,muy bien escrito y trazado, original y con moraleja, el sentimiento que subyace nos revuelca el ego que tantas malas vueltas nos hace dar. Yo me bajo de vez en cuando, con humildad, que cuesta mucho admitirlo y después de un rato volver a subir a girar y girar. Me quedo chupando el caramelo verde mientras pienso que hubiera pasado de tragar la pastilla blanca.
Un gran relato.
Besos
Querida Mar:
Me ha encantado este cuento (En realidad admiro tu narrativa y me gusta todo lo que escribes). Por supuesto, la magia de la vida está en el instante, en saber valorarlo y saborearlo. ¡Qué gran lección!
Con tu permiso lo imprimo para que lo lean mis hijas, sobre todo por su moraleja, a ver si aprenden a vivir de verdad y a quejarse menos, je,je,je.
Besos.
Mar, Mar... he comido el caramelo de tu historia y me ha transportado al lado del mago... he olido los gofres, la tierra mojada y he sido capaz de paralizar todos mis miedos para oir los resultados de la analítica que me han hecho... he visto más allá de la incertidumbre y he vuelto a aceptar que lo que venga ¡mejor me venga a mi y no a mi familia!
Gracias, de veras... me ha reconfortado muchísimo, tu mago, tu anciano y ¡sobre todo! tus caramelos...
la analítica ha resultado medianita... pero nada que no se pueda arreglar :-)))
un abrazo
no
mejor dos abrazos y dos besos
Maravilloso y secuencialmente bien desarrollado. Me encantó. Felicitaciones! Un abrazo.
Después de larga ausencia vuelvo por aquí y te saludo, haciéndote saber que es verdad; que he oído el crepitar del envoltorio del caramelo y que lo he probado. Sabía más a menta que a yerbabuena. Casi me corto la lengua. En un punto determinado de la golosina, una burbuja de aire la dejó hueca y una arista en su cubierta, casi me hace la puñeta.
Mientras empapaba el paladar de dulce verde, los verdes ojos del mago -que se me antojó marinero- casique me interrogaban: "¿lo has mordido?", je, je, le miré, eché a reir en complicidad, agaché la cabeza y, al levantarla, desapareció, sin más, tras cortina de seda verde. No quedé perplejo, Mar, es más, le hice aspaviento.
_____
¡Demonios, Mar, ahora tengo al mago a mi espalda...! Me dice que te bese.
Hola Mar.
Acabo de leer tu fantástico relato en el blog del Desván. Fantástico por varias cosas. El mensaje que transmite, la riqueza de las descripciones -en concreto la de las palomas picoteando las migas de pan- y lo bien que has conseguido hilar toda la historia.
Te felicito, muy buen trabajo.
Un abrazo.
Mar,gracias siempre por tu sinceridad y generosa aportación..
Por supuesto que estoy de acuerdo con el equilibrio entre la materia y el espíritu o lo que es lo mismo entre la razón y la irracionalidad del sentimiento.. Eso es lo ideal,porque estamos aqui..aún.
Pero de vez en cuando no viene mal,viene de maravilla hacer un ensayo..olvidarnos de lo material y soñar en la noche con esa luz o crecimiento espiritual,que nos permita comprender lo incomprensible,dejando de lado los afanes materiales y las preocupaciones..Esa es la idea.. soltar apegos.. ensayando el vuelo..!!
Ello nos proporciona paz y energía.. para lograr ese equilibrio, que me alegro mucho.. me digas, también tú deseas alcanzar..!!
Un abrazo y gracias por esa aportación.. con la que estoy totalmente identificada.. !!
M.Jesús
Mar...me atrapaste amiga con esta bella historia, delicada, llena de imágenes ,-el anciano-que me ha apriionado el alma despertando emociones en mi...ha sido un lujo visitarte
Un abrazo
Stella
Querida Mar: discúlpame, pero esta vez no he leído tu relato... No tengo fuerzas y los ojos los tengo hinchados de llorar, y me cuesta mucho fijar la vista en letra tan pequeña...
Quería venir a agradecerte todo lo que has hecho por mí, tu escucha, tu apoyo, tus pataditas en el culet para empujarme pa'lante... Pero, después de pensarlo todo el verano y de los últimos acontecimiento sucedidos en mi vida, estoy manejando seriamente la idea de cerrar mis blogs y marcharme para siempre...
Las cosas han cambiado mucho, y en mi opinión a color negro... Desde aquel 2 de septiembre en que una desconocida entro en mi Paraíso sagrado, soy diana de muchas flechas que ya no caben en mi corazón... Y encima, ello ha dado pie a que se me callera la venda de los ojos y me diera cuenta que no hay prácticamente diferencia entre aquellos horribles blogs de los que tuve que salir con el rabo entre las piernas tan sólo por contar mi verdad, y la bloggosfera, donde las palabras "amistad" y "te quiero" he descubierto que casi siempre están vacías, y que se dicen como quien da los buenos días... Y se dejan de decir cuando a uno le da la ventolera y pasa a echarme a un rincón como una muñeca vieja a la que ignora y no se molesta ni en contestar ni en dar las gracias a los 10 ó 12 comentarios que la he dejado a lo largo del verano... Sus razones tendrá, como las tendrán las que desde hace tanto, han olvidado que existo, a pesar de pasarme por sus blogs de visita cariñosa, pero ni las sé ni me importan, aunque creo que las cosas podrían hacerse de otra manera, sobre todo, evitando hacer daño con el látigo de la indiferencia y la ignorancia a quien siempre les ha tratado con inmenso cariño y respeto... Pero cuando acabo de ver que una de ellas concede premios a la que cuyas mentiras, calumnias, injurias y atentados contra la propia imagen destapé en la entrada de hace dos día, que no sé siquiera si alguien leyó o se hizo el sordo, encuentro la explicación... Y se me parte el corazón al pensar que, después de casi un año de relación cariñosa y afectuosa, se me juzga y se me condena por lo que dice una ... en menos de un mes...
Por tanto, se confirma mi teoría de que es peligroso decir la verdad, porque te conviertes en diana de todas las flechas envenenadas de quienes no tienen 2 dedos de frente y prefieren creer lo malo que es más sabroso, que la verdad que es más aburrida...
Y yo no voy a callarme por personas como esas... Me iré, es cierto, pero a seguir contando mis verdades a otro sitio, donde nadie me conozca y, por supuesto, donde nadie pueda seguirme...
No sé todavía cuándo será la fecha de cierre, y tan sólo me he despedido de Mª Jesús y de ti... Pero lo sabréis cuando aparezca el cartelido de "Cerrado para siempre"...
No estoy dispuesta a agravar aún más mi depresión y mi estado psicológico, que es patético, por un blog del que puedo construir 20.000 si quiero, por un grupito de mala gente que sabe TODA MI VIDA, HASTA LA MEDICACIÓN QUE TOMO Y QUIÉN ES MI PSIQUIATRA...
Espero que tu travesía por la vida sea maravillosa y productiva, con tus seres amados y con tu maravilloso trabajo... Trata de ser feliz, recuerda que es tu decisión... Te quiero, Mar, y siempre te llevaré en mi corazón...
Hola Mar,
Preciso relato!
Es un gusto leerte!
Besos.
Hola Mar,
pasa por mi blog
tiene una cosa para ti!
Besos.
Tú sí que tienes magia en tus palabras, siempre bien ordenadas y perfumadas. Precioso el mensaje que nos regalas. Me ha encantado.
Querida Mar:
Fue una pena que en esta ocasión no hayamos podido conocernos. Esperé que entrases con un perrito en brazos, pero no Seguro que habrá otra ocasión.
Rodeado de agradables poetas de gran sensibilidad de bien hacer y bellas letras, te eché de menos.
Nºs. 19 y 20, pero no lo digas a nadie.
Un beso.
Hola AMIGA MAR!
ES UN PRECIOSO DETALLE... Pero pequeñito para lo que tú mereces!
Enhorabuena, perdón por el retraso, de vuestro aniversario de boda!
Que sean muy felices y que cumplan tantos como yo..., ya voy en...29!
Un beso enorme!
mar
has trabajado y desarrollado muy acertados los personajes y los momentos
felicitaciones!!!
tu duende narrativo tiene destellos dorados:=)***
besitos de luz
de apoco retomando caminos, me arreglaron el pc, y tenía un espía alojado, pero ahora ya no hay problema:=)
Hola MAR, vengo a darte las gracias por el comentario dejado en mi rinconcito y a conocer el tuyo. Es precioso el escrito que nos dejas. Que bonita manera de mostrar los sentimientos y emociones a través de los caramelos. También me quedo para seguirte porque sé que aquí voy a aprender mucho. Saludos.
Un escrito maravilloso, me llevó a grandes alturas y muy por sobre todo a mi interior y el anciano me encantó más aún.
un cariño
Querida mar: No me olvido de lo que me pediste que leyera. Quiero hacerlo con atención y dedicandole tiempo. Llevo una semana con algunos problemas de salud, e intento contestar a todos los comentaristas en su blog. De verdad que te tengo presente. Tengo una nota en mi mesa que pone leer post de Mar. así que cuando lo haga te lo comento. Gracias por tus visitas.
Sé que la magia existe...¿Sabes por qué?...
¡¡¡PORQUE EXISTES TÚ!!!
Mil besos.
Hola Mar,
Gracias por tus felicitaciones, se que es de corazón, fuiste mi primera amiga bloggera y a mi también me satisface todo lo que puedas conseguir, qeu ya sé que llevas algo entre manos y estoy deseando que lo compartas. Para mi ha sido una sorpresa porque lo envié sin mucha fe pero con mucho corazón. Después de salir del cine y hablar con el dueño los recuerdos se me agolparon en el corazón y lo escribí. Fue una casualidad que viera el certamen y me lancé. Como novata no he perdido la sonrisa desde ayer y me daba verguenza compartirlo, ya sabes que de la antología no he puesto nada, esperaré a que sea próxima la presentación. Lo comparto con la ilusión de los crios que hacen bien los deberes. No sé si es de mas o menos calidad el micro, no me has dicho si te gusta, pero me salió del alma y sin pulir lo lancé al estrellato. De esto he aprendido que no hay que tener miedo, todo puede pasar.
¿novela? que locura, si todavía ando a gatas, me dan sudores frios nada más pensarlo. Nada de nada, me quedan muchos kilometros. tú si estás preparada para la novela, a mi me falta aún mucho. Soy tauro y por tanto muy paciente.
Siguen incorporandose nuevos autores a la antología... sigo pensando lo que te dije en su momento. Tus relatos son fantásticos.
Gracias por tu comentario.No dejes de venir a tomarte un pastel de carne.
Me encantá tu cuento de mágia.
Besos
Estimada Mar
te saludo en especial agradecerte tu compañía siempre tan atenta y amiga...se agradecen tus palabras en verdad ...porque apoyas y haces sentirse acompañada...
tengas lindos días estes donde estés...
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¡POR FAVOR, NAVEGANTE DE "MAR ADENTRO",
NO TE VAYAS SIN DEJAR TU TINTA
EN ESTE HUMILDE TIMÓN,
AL ALBUR DEL BARLOVENTO!