MANEJA ESTE TIMÓN DE LETRAS...

Bienvenido a esta Bitácora, Navegante...

Este es el Diario de a Bordo de Mar Solana (Mar Cano Montil), psicóloga, escritora y cuentista... Aquí encontrarás mi «Cuaderno de Impresiones, Cuentos, Relatos, Poemas, Reflexiones y otras Historias», una especie de lenitivo para mitigar las heridas que nos inflige este mundo punzante y rasposo... Escribí mi primer cuento con once años, lo inventé en un pequeño aseo donde me gustaba jugar. Con quince decidí que quería aprender el arte de «Domar Caballos Salvajes» (léase Emociones que necesitan volver a coger sus riendas). Por eso llevo un cuarto de siglo, con sus amaneceres y sus lunas, ejerciendo la Psicología... Mis raíces son "abu-leñas" y nací en la capital, pero a mi alma le dio por asentarse a orillas del Guadarrama... Hace algo más de una década regresé a mi pequeño Taller de Letras. Y ahora soy «Psicolotora» especializada en Literalogía o «Escritóloga» en Psicoratura. Me chifla inventar palabras, tender historias de Letras en las cuerdas del olvido y airear mis impresiones al barlovento del papel... Curiosa insaciable del aspecto más espiritual de la existencia, soy como el Caracol, peregrina de un camino infinito de crecimiento y aprendizaje...

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LA MAGIA Y EL AMOR DE LAS LETRAS...


CON LA MAGIA DE LAS LETRAS Y EL AMOR DE SUS ENCUENTROS...

«La Novela es una meditación sobre la existencia vista a través de personajes imaginarios». ©Milán Kundera.


«En esta comarca no existen reyes, aficionados o vasallos de las letras; sólo la magia de los artesanos de la palabra que intentan comunicar». ©Mar Solana.


«La verdadera novela es el arte que nace de la risa de Dios».

©Milán Kundera.

domingo, 29 de mayo de 2011

¿POR QUÉ NO NOS GUSTAN LOS LUNES? SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE.

Para Susi... ¡con todo mi cariño!

Quizás el lunes, por ser “lunes” o el primer día de la semana para muchas culturas (para otras, la semana acaba el sábado –shábat- y comienza el domigo…), es el que más se presta a supersticiones o epítetos desafortunados.

Pero… ¿cómo hemos llegado a dividir los lapsos temporales, el paso de las estaciones, en siete días? 

En las primeras épocas de la humanidad, cuando se descubrió el ciclo solar de los años (la regularidad de la aparición del verano y el invierno), se dieron cuenta de que se podía medir la edad de una persona por la cantidad de fiestas del paso -más tarde llamadas pascua- del invierno a la primavera (el derretimiento del hielo) que había vivido. Cuando se conoció más el ciclo anual, se pudo dividir en cuatro estaciones trimestrales (más o menos convencionales, ya que las estaciones nunca duraban la misma cantidad de tiempo ni eran exactamente iguales).

En algún momento —antes o después del hallazgo anterior— se descubrió la utilización del ciclo de las fases lunares: el mes de 28 días, es el tiempo que la Luna emplea en girar alrededor de nuestro planeta. La Luna pasa por cuatro momentos fáciles de discriminar:

- luna llena (completamente iluminada).

- luna menguante (iluminada sólo en su mitad).

- luna nueva (oscurecida).

- luna creciente (iluminada en su otra mitad).

Cada fase de la luna dura una semana de siete días.

¿Por qué el lunes se llama “lunes”? El origen de los nombres de los días de la semana está en la observación del cielo por los antiguos astrónomos. Observaron siete cuerpos celestes que sí variaban de posición. Los dos más evidentes: el Sol y la Luna, y los cinco planetas —los pueblos antiguos los consideraban estrellas móviles— que pueden verse a simple vista: 

Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno. Estos siete cuerpos celestes dieron sus nombres a los días de la semana: lunes (Luna), martes (Marte), miércoles (Mercurio), jueves (Júpiter) y viernes (Venus). En español, sábado procede de la fiesta hebrea Shábbath y domingo de la palabra latina Domínicus, o sea ‘del dóminus’, ‘día del Señor’. No obstante, en algunos idiomas (como el inglés, por ejemplo) se mantienen los nombres originales de estos dos días: Saturday (‘día de Saturno’) y Sunday (‘día del Sol’)… Curioso, ¿verdad?

Para los Navegantes que les guste la astrología y sepan algo más sobre los planetas, se habrán percatado que de toda esta especie de digresión o excursus sobre el Lunes, deducimos que este día tiene una influencia directa del planeta Luna. Y la Luna, lunera, cascabelera, es gris, densa y cana. Es reflejo de lo pasado, es un lago de nostalgias de plata, es de humor variable como sus fases y es un galimatías femenino de vida y muerte. La luna llena brilla, sí, pero en realidad es un planeta bruno; su luz es reflejo del Sol (domingo). La Luna, lunera, además, tiene dos caras, la que vemos con sus fases y otra oculta, sibilina, oscura, ¡la cara oculta de la luna! 
 El lunes está después del domingo-Sol-luz-oro y antes del martes-Marte-guerra-férreo. Quizás si intentamos vivirlo con la luz del domingo y la fuerza del martes, a lo mejor, el lunes, lunero, pase a ser el mejor día de la semana para el señor Gafendi y se aleje ya de una vez de las garras de Murphy. ¿Probamos, Navegantes…?

¡Os deseo a todos un lunes maravilloso!


lunes, 23 de mayo de 2011

¿POR QUÉ NO NOS GUSTAN LOS LUNES? PRIMERA PARTE...


No me gustan los lunes. "I don`t like mondays", rezaba el título de una canción de los Boomtown Rats, ¿os acordáis?, ¿y de mi manía de inspirarme en la música para escribir algunos textos? ;)

“Dime por qué
no me gustan los lunes...

Dime por qué
no me gustan los lunes...

Dime por qué
no me gustan los lunes...

Quiero disparar
disparar, disparar, disparar todo el día, disparar contra todo..."

Esta canción está inspirada en una absurda e irracional tragedia. El lunes 29 de enero de 1979 en San Diego, una joven de dieciséis años, Brenda Ann Spencer, estrenó un rifle semiautomático que su padre le regaló por Navidad, disparó a los alumnos de su escuela situada al otro lado de la calle. Seis horas, dos muertos y nueve heridos, la mayoría, niños que jugaban tranquilamente en la calle... A la pregunta de por qué lo había hecho, la respuesta fue un simple: "I don't like mondays"... La historia inspiró a Bod Geldof, líder en esa época de los Boomtown Rats, a escribir esta canción, incluida en el álbum The Fine Art of Surfacing (1979).

A mí tampoco me gustan los lunes, nunca me han agradado y no creo que alguna vez lo hagan… Pero tranquilos, Navegantes, afortunadamente jamás he sentido el impulso de “dispararlos”. Para los que nos tomamos en serio aquello de descansar durante el fin de semana, o sea, trabajar lo menos posible o nada, los lunes son como un despertar de una siesta de pijama y orinal, son un desperezarse cuando se ha estado metido en un cuchitril; los músculos se transforman en una goma que ha estado estirada y de repente, ¡plas! vuelve a su sitio y duelen como el toquecillo de un tirachinas. Los lunes son los días más idóneos para que la ley de Murphy despliegue todo su potencial, si algo puede salir mal, ¡no me lo diga… el lunes!

Por ejemplo, un posible lunes de un hipotético señor Gafendi, muy bien podría ser de esta guisa:

“… El pie izquierdo es el primero en abandonar el refugio cálido de las mantas para proceder a un aterrizaje forzoso sobre la piel de un plátano o la primera meada del perro, mientras el pie derecho sólo quiere encontrar las zapatillas porque ya bailó bastante el sábado. Los lunes son ideales para que no rule la calefacción; el portero se fue de fin de semana y se olvidó de echar unas cuantas paladas más de carbón a la caldera. Se enchufa el calefactor del baño y cuando ya está enjabonado, saltan los plomos, ¡mierda! Se seca como presa de un secuestro, a oscuras y a tientas… Vuelve a conectar el automático y pone en marcha la tostadora, máxima potencia, hoy tiene mucha prisa; Martínez le espera con los resultados del informe. Dos trozos de carbón saltan por los aires y el señor Gafendi se caga en los botones que aceleran las cosas; bueno, bueno… en el estante de arriba quedará alguna madalena… Pone la cafetera al fuego y comprueba que en el estante sólo hay migajas y una bolsa casi terminada de patatas fritas, ¡mierda, dos veces mierda! Se comió las madalenas, al llegar a casa, el sábado de madrugada con más hambre que el perro de un ciego después de… perdió la cuenta de todas las copas que su hígado tuvo que procesar cual lavadora inflamada por la cal; uf, pobre señor Gafendi, ¡qué buen foie hubieran hecho con él! Se come las cuatro migajas pringosas que se adhieren a la bolsa de las patatas fritas. La cafetera rompe su silencio y comienza a bufar mientras ventosea un sospechoso humillo grasiento con olor a chocolate, ¡mierda, tres veces mierda!, ¡el señor Gafendi llenó el filtro con cola-cao en lugar de con café! Puaf, no tiene tiempo de remediar el despiste y se toma esa especie de bebedizo o híbrido entre café y cacao a toda pastilla, hum… al final no está tan malo, podría ponerlo de moda, sonríe para el cuello de su… ¡huy, se le olvida la corbata! Corre al armario y coge una, si se cae al suelo se quedaría de pie ella solita como si llevara tres kilos de almidón o ¿¡cinco meses sin lavar!? En la carrera de fondo hasta la puerta de la calle, agarra al vuelo su cartera y las llaves del coche. Como no le da tiempo a cepillarse los dientes, se mete en la boca una pastillita de chicle mientras baja al garaje. A punto de arrancar ya el coche, al pisar el acelerador, su pie derecho luce una bonita zapatilla de paño, ¡mierda, cuatro veces mierda! No puede llegar a la oficina en zapatillas, ¡lo que se reiría Marga, de contabilidad, ay, Dios! Sí, el pobre señor Gafendi consigue por fin arribar al despacho del jefazo pero… ¿ya imagináis, verdad? ¡No me lo diga… el lunes! El señor Gafendi se olvidó la cartera en la mesa del recibidor cuando subió a ponerse los zapatos y por consiguiente… ¡el informe que esperaba su jefe como churro al chocolate! El señor Gafendi regresa a su casa agotado y con sendas sanciones a sus despistes. Se mete en la cama vestido y sin cenar, sólo desea que amanezca… ¡y sea martes!”

Sí, los lunes son días algo funestos. Por supuesto, el caso del señor Gafendi se sitúa en un extremo del baremo de Murphy. Edward A. Murphy Jr. fue un ingeniero de desarrollo que trabajó durante un breve período en experimentos con cohetes; según han contado sus colaboradores más cercanos, Murphy era pesimista y amante de enfatizar lo negativo en sus trabajos de laboratorio. Su famosa frase: “Si puede ocurrir, ocurrirá…”, fue una manera socarrona que empleó Nichols, su más cercano colaborador, para hablar de la arrogancia de este hombre. En 1952 se puso de moda la frase: “Lo que pueda salir mal, saldrá mal" acuñada como la Ley de Murphy, pero nuestro ingeniero jamás pronunció estas palabras… Esta frase fue popularizada por el escritor de ciencia ficción Larry Niven en varias historias sobre mineros de asteroides, éstos tenían una religión y cultura que incluía el miedo y la adoración del dios Finagle y su "profeta demente" Murphy; ironías del destino, ¿no? ¡Pobre Murphy!

martes, 17 de mayo de 2011

La Luz De Un Recuerdo


Pintura: "Anciano llorando" de © Vincent Van Gogh

—¿Te acuerdas de cuando hacíamos el amor detrás de aquel seto del jardín? ¡En una ocasión hasta me acatarré!
Hum…, ¡calla, bobo! . La voz de Cecilia se llenaba de almíbar y sus ojos de miel se hacían líquidos, poseedores de aquel secreto guardado con celo de pirata. Su rostro se volvía terso y en sus mejillas aparecía aquel tierno rubor que tanto amaba Enrique; ese candor que llenaba de luz a una mujer y que rodeaba, durante unas horas al día, de un halo mágico a su Cecilia…
Enrique suspiró con ánimo de plomo. Apartó el visillo como el velo de una novia y señaló al seto. Cecilia le miró de soslayo y rió con picardía mientras se levantaba la falda con dedos trémulos. Enrique le estiró de nuevo las medias y le limpió las comisuras. Una lágrima se resbaló por su gesto ausente como una gota de rocío, fresca, efímera…
─¿Te acuerdas, princesa? Después, te cantaba canciones de amor italianas mientras tú te fumabas un cigarrillo. A veces, nos dormíamos con el sonsonete de los grillos… ¡totalmente desnudos! ─. Enrique sonrió con fruición y miró a Cecilia, la luz ya no estaba; su rostro descarnado por las arrugas lo miraba con displicencia.
¿Quién eres tú cabrón? ¡No, no te vas a llevar ni un céntimo! ¿Me oyes, maldito bastardo?, ¿me oyes?, ¿me oyes?, ¿me oyes?...
Enrique se levantó con resignación y se acercó a la vitrina. Sacó un botecito rojo del primer cajón y llenó un vaso pequeño con zumo de grosellas, decían que ayudaban a la memoria. Ignoraba si aquellas pastillas ovaladas rescatarían alguna vez a su Cecilia de las garras de aquel ciclópeo monstruo que un día la secuestró. Sí sabía que aquellos frugales momentos de lucidez, gracias a la luz de un sólo recuerdo, conseguían acercarla de nuevo a él algunas horas al día. Era suficiente.

© Mar Solana.

N.de la A.: Relato publicado en la Antología: "El Libro Del Top Mes" de las obras mejor valoradas por los usuarios de la web: www.mundopalabras.es. Top mes relatos de Septiembre de 2011.

viernes, 6 de mayo de 2011

ALICE Y LAS TORRIJAS CÁNTABRAS DE JUEVES SANTO...

¡Mis torrijas!
 Sí, Navegantes, sé lo que estáis pensando después de leer este extraño título: ¡dónde estará la Semana Santa, las torrijas y los jarros de agua que cayeron en la mayoría de las procesiones!

Veréis, aquella semana fue para mí muy particular y escribir este texto me parecía una buena razón para conectar de nuevo con todos vosotros, mis piratillas de letras. Ha sido muy especial porque me ha permitido disfrutar y estar en un lugar que hace apenas unos años sólo podía ver en mis mejores sueños. Y aún rodeada de muchísimo trabajo, nunca perdí las ganas o la inspiración para dedicarle un ratuco –como dicen los cántabros- a la cocina, ¡socorro… sálvese quien pueda!

Cocinar y escribir son dos actividades que me inspiran y relajan. La primera no es imprescindible en mi vida y no siempre me apetece, aunque la gran mayoría de nosotros no tenemos más remedio que cargar con ella casi a diario, nos guste o no. La segunda me ha convertido en una adicta a todo lo que huela a lenguaje e historias por inventar. Ambas tareas, cuando no me atosiga el espadachín del minutero, si estoy tranquila y concentrada, disparan mi imaginación y mis recuerdos; no sé, creo que la creatividad es una mezcla de estas dos cosas… Y sucede, a veces, cuando escribo o cocino, que una canción añorada llama al timbre de mis recuerdos y se queda indisociablemente unida a la historia que escribo, a la cazuela o a la sartén… ¡No lo puedo evitar!

Siguiendo con la tradición familiar de las emblemáticas torrijas de leche del Jueves Santo, antes de trinchar una barra de pan del día anterior con la textura perfecta de un bollito –gracias a la humedad-; me empleé a fondo para limpiar la cocina de los restos de la comida. No me gusta cocinar sobre un amasijo de cacharros y migajas. Cuando estuvo impoluta, me dispuse a rebanar esa apetecible hogaza con un cuchillo japonés estilo chef. Ataqué al blanco cereal sin piedad y corté las rebanadas que harían nuestras delicias aquella tarde. Abrí un cartón de leche –de avena, soy alérgica a la lactosa…- y batí los huevos que esperaban, impacientes, en su bol. A la leche de avena le añadí unas cortecitas de naranja y limón, uhmm… puro azahar; un palote de canela y algunas cucharadas de azúcar integral (nos gusta más); como no tenía brandy, este año dejé mis torrijas huérfanas de ese toquecito de licor que hace que se te deshagan aún más, si cabe, en la boca. Puse ese delicioso néctar a hervir y luego, mientras preparaba el aceite en una sartén, lo dejé reposar. La cocina se inundó rápidamente de sutiles fragancias, dulces, frescas y afrutadas; la mezcla de los cereales, las cáscaras de fruta y de la canela impregnaron mis sentidos de sensaciones muy especiales… Un tordo se dejó ver cerca de mi ventana con su maraña de gusanitos vivos colgando del pico, él también preparaba un festín para los suyos, ¡ay, cuánto estaba disfrutando con mis torrijas cántabras!

Cuando la avena estuvo tibia, puse el aceite a calentar y me preparé para la fiesta de los suculentos baños en la leche y el huevo, respectivamente. Sumergí la primera y la dejé que buceara en el atractivo y dulce brebaje color crema unos minutos; el líquido se llenó de burbujitas, la saqué de su inmersión y le puse un confortable albornoz de huevo batido, aunque la muy empapada hubiera succionado un buen rato más al seductor jugo. Ya tenía unas cuantas con su esponjoso capote amarillo y subí la potencia del fuego; era el momento de abordar la penúltima fase: dorar las torrijas sin achicharrarlas, parece una bicoca, ¿verdad, Navegantes? ¡Pero es la parte más importante de la receta y me ha costado años encontrar el puntito repostero perfecto!

Unas torrijas viento en popa iban a completar la dulce misión del Jueves Santo. 

Todavía con la última rebanada en la sartén… ¡Ding… dong! Llaman a la puerta… En ese momento, no sé muy bien por qué, me viene a la memoria una canción que me trae afables recuerdos de otra época: “About Alice… I've been living next door to Alice... Alice, who the fuck is Alice?” Sí, la mítica y archibailada: “Alice, ¿pero quién coño es Alice?”… Es increíble como un sonido puede rastrear en los vericuetos más inesperados del alma y disparar imágenes y ecos del pasado como una recortada, con balazos certeros… Reunión de amigos en discotecas de verano al aire libre, madrugadas refrescantes, la penúltima copa y Alice… todos berreábamos al unísono: ”¿Quién coño es Alice?” sintiéndonos los dueños de la noche... Mientras tanto, la última torrija nadaba en el aceite, a punto de alcanzar su puntito redondo y debía abrir la puerta: “¿Quién coño será ahora? ¿Alice?” Cuenta el tío, protagonista de esta pieza que tan buenas veladas estivales me ha regalado, que fue el vecino de la puerta de al lado de Alice durante veinticuatro años; la mañana que ella decide mudarse a otro lugar, ¡después de veinticuatro años! , la ve alejarse en una limusina carcomido por la rabia de no haberle dicho que la amaba, ¡guau! “About Alice…”

La última torrija se quemó y no, no era Alice. Me devolvían la visita dos buenas amigas y me dedicaban sus afables sonrisas desde el marco de la puerta: “¿se puede?” “¡Desde lue…!” Sin tiempo para concluir el adverbio corrí, espumadera en mano, a evitar un desaguisado mayor. Menos mal que las otras torrijas esperaban en su bandeja, flamantes, el baño cálido y perfumado de almíbar y canela.

Un entrañable encuentro, una torrija como la antracita de Fabero, café y los maravillosos recuerdos de aquellas noches de verano… Y por supuesto, una fuente de bollitos de pan de leche, huevo, canela y miel que se deshacían en la boca… es el balance de aquella tarde de Jueves Santo que inspirada por Alice, nunca olvidaré.

¡Qué extrañamente deliciosa es la cocina… uhmmm…!

AD AETERNUM...

PENSAR... MAR ADENTRO.

PENSAR... MAR ADENTRO.
«La mente intuitiva es un don sagrado del que la mente racional es su fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que honra el sirviente y ha olvidado su don» © Albert Einstein. Imagen: Faro de Suances (Cantabria) © Mar Solana.

CUADERNO DE BITÁCORA: "DIARIO DE NAVEGACIÓN" ...


Hace medio siglo ya me gustaba llevar lectura al campo ☺️

Soy la niña que asoma por la esquinita de la ventana, la primera por la izquierda... 😃 GRACIAS, MÓNICA...

NAVIDAD BLOGUERA 2020-2021

NAVIDAD BLOGUERA 2020-2021
¡Gracias, Mónica! Por tu trabajo y generosidad cada año :)

NAVIDAD BLOGUERA 2019-2020

NAVIDAD BLOGUERA 2019-2020
¡Gracias, Mónica! Eres una artista :)

Navidad Bloguera 2018-19-Tarjeta Personalizada

Navidad Bloguera 2018-19-Tarjeta Personalizada
¡Gracias Mónica! 🤗

ME GUSTARÍA SER DUEÑA DE UN INGENTE TESORO...

ME GUSTARÍA SER DUEÑA DE UN INGENTE TESORO...
... EL TIEMPO DESGRANADO Y SIN PRESTEZAS PARA ESCRIBIR, ESCRIBIR, SÓLO ESCRIBIR...

«Escribir es un autobús que te conduce a la calle Catarsis, con muchas paradas, pero directo».

«Escribir es un autobús que te conduce a la calle Catarsis, con muchas paradas, pero directo».
¿Y leer? Me apasiona devorar libros. Es como visitar el hogar espiritual de mis escritores favoritos y paladear un delicioso vino de su mejor cosecha de Letras... Un buen libro es como una liana, te ayuda a desplazarte por la inmensa selva de tu imaginación... Leer también me facilita la tupida tarea de ir desbrozando esa maleza que se enreda entre la escasez de ideas y la falta de inspiración... ¡Nunca dejes de leer!

SABIA MAFALDA...

¿Te apetece entrar en mi Cuaderno de Bitácora?

¿Te apetece entrar en mi Cuaderno de Bitácora?

GIRASOL...

GIRASOL...
Mandala pintado por © Mar Solana.
MANDALA DEL SOL...

«Para alcanzar algo que nunca has tenido, tendrás que hacer algo que nunca has hecho.»

JOSÉ SARAMAGO: 16 de noviembre de 1922 - 18 de junio de 2010... ¡HASTA SIEMPRE MAGO DE LAS LETRAS!

JOSÉ SARAMAGO: 16 de noviembre de 1922 - 18 de junio de 2010... ¡HASTA SIEMPRE MAGO DE LAS LETRAS!
"La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva. Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran." Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte...

EL BESO QUE TE ADIVINA ...

EL BESO QUE TE ADIVINA ...
... es la luz que te conduce a sacar de tí lo mejor, a crecer en la mirada de quien verdaderamente te ama. El verdadero amor te quiere libre y como ser expansivo. Nunca admite murallas para el alma que respira... Es descubrir tu segunda piel, la que te eleva a la capacidad de ser decididamente afectivo, humedeciendo con licor de alegría los desiertos emocionales ... CARLOS VILLARRUBIA.

VIVIMOS SIEMPRE JUNTOS...

Llenamos el caldero
de risas y salero,
con trajes de caricias

rellenamos el ropero.

Hicimos el aliño

de sueños y de niños,
pintamos en el cielo
la bandera del cariño.

Las cosas se complican,
si el afecto se limita
a los momentos de pasión...

Subimos la montaña

de riñas y batallas,
vencimos al orgullo
sopesando las palabras.

Pasamos por los puentes

de celos y de historias,
prohibimos a la mente
confundirse con memorias.

Nadamos por las olas
de la inercia y la rutina,
con la ayuda del amor.

Vivimos siempre juntos, y moriremos juntos,
allá donde vayamos seguirán nuestros asuntos.
No te sueltes la mano que el viaje es infinito,
y yo cuido que el viento no despeine tu flequillo,
y llegará el momento
que las almas
se confundan en un mismo corazón...
(Letra y música: Nacho Cano)

ESTA SEMANA, TE RECOMIENDO... COGE UNA DE MIS CARACOLAS Y PPPSSSHHH... ESCUCHA...

Blade Runner ¡Forever!