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Pintura: «Carta de Amor» de © José Héctor Alvarenga: http://josehalvarenga.blogspot.com.es
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Berlín,
18 de abril de 2008.
Amada esposa:
He prescindido del
adjetivo posesivo «mi» pues nunca te sentí como una propiedad. Leí en mi pequeño y vetusto
diccionario que el «mi» delante de
otra palabra no expresa necesariamente posesión, sino cariño. Con todo, tengo
mis razones para omitirlo. Primero, porque tú ya vuelas libre hace mucho
tiempo. Segundo, porque pronto abordaré mi último viaje para encontrarme
contigo…
Desde que decidí unir
mi vida a tu recuerdo, encadenar mi alma a tu memoria arrebatada por las garras
de aquel infausto demonio, fui consciente de lo que ambas palabras entrañaban
para los dos. Fuiste «amada» desde el preciso y precioso instante que mi mirada
te descubrió, famélica pero radiante, detrás de aquella mísera maraña de
pinchos y espinas de alambre, con mis pies en carne viva y hundidos en el fango
del más cruel de los inviernos: el de 1942, en Auschwitz…Y fuiste «esposa» en mis recuerdos; desde aquel día soñé,
entre el óxido del miedo y la punzante rutina que disfrazaba la atrocidad, que
uniríamos nuestras existencias para siempre. Y así fue, amada esposa Sarah.
Durante aquel invierno
nos vimos todas las madrugadas con la incertidumbre que exhalaban nuestros
parpadeos. Asistíamos a aquella espantada de presos en el silencio de la noche
moribunda, con el tierno anhelo de los amantes y los azotes del viento
congelado. El deseo y la fe en nuestro encuentro quedaron firmemente cosidos
con las puntadas del tormento, la frialdad de las culatas y el desprecio de miles
de miradas.
Una de aquellas
auroras, un poco antes de la primavera de 1943, tú ya no estabas. Mis pies
quedaron hundidos, clavados en aquel légamo inmundo, y mis sienes comenzaron a
palpitar como lomos de un caballo desbocado… Creí que moriría en ese momento.
¡Rogué a Dios morir allí! Cerré los puños y me dejé caer. Arranqué de un solo
tirón la estrella de David de mi exiguo pijama. Jamás podré olvidar la mirada
lacerante, cual punta de lanza, de ese joven oficial nazi. Lo siguiente que
recuerdo es el sabor caliente y metálico de la sangre borboteando hacia mis
labios.
Tras la liberación de
aquel atroz infierno, dos años después, me propuse recorrer la triste Polonia
para encontrar una muestra de tu memoria, algo que pudiera acompañarme siempre.
Una señal de que no habías sido un sueño, amada Sarah…Una prueba de que fuiste tan real como ese sentimiento que anidó
en mi alma y se depositó como una semilla de esperanza. Un germen sediento de
vivir una nueva oportunidad libre del espanto. Después de tres años de
búsquedas infructuosas, encontré a tu primo Jaim.
Gracias a él, y a las pocas cosas que pudo recuperar de tu familia, todos
deportados y asesinados, conseguí tu fotografía. Tenías dieciocho años y la
promesa de un sueño por cumplir. Una larga y brillante cabellera del color de
las ramas en abril y unos ojos que contenían tantas ilusiones como una lluvia
de estrellas fugaces. Cuando vi tu foto, recordé todas las veces que nuestras
miradas se encontraron en medio de aquel horror, y me pareció, ¡ay, amada
esposa!,… creo que ya me mirabas desde el pasado de aquella foto. Quizás,
cuando te la hicieron, tu mirada ya contuvo ese instante de anhelo que yo
disfrutaría tantos años, como con el único momento que tuvimos a solas. Esa
imagen y el sabor de aquellos besos robados a la intemperie, se convertirían en
un inseparable talismán para mí. Aquella cita que arreglé con un capo a cambio
del reloj de oro de mi padre, lo único que conservaba de él. ¡Hubiera dado mi
vida, amada esposa, por volver a
saborear tus labios, por esos abrazos que nutrían hasta lo más descarnado de mi
ser!
Cuando por fin tu
primo Jaim me entregó aquel
cartoncito que te inmortalizaba, compré dos anillos, un bonito talit y
busqué un rabino —el de la familia murió en Buchenwald—.
Rememorando nuestro venerable Talmud:
“aquel que pasa sus días sin una esposa
no tiene felicidad, ni bendición, ni bien…", prometí amarte hasta el
final de mis días delante de Dios y de unos pocos amigos. Se pronunciaron las
siete bendiciones mientras estrechaba tu imagen eterna contra mi pecho, como
las arterias se ensamblan al corazón, siempre auspiciado por aquella magnífica jupá
repleta de guirnaldas rojas, lilas y blancas. No nos hizo falta el Ketubá, pero rompí mi copa de vino sin
dejar de mirar tus ojos infinitos, amada esposa Sarah.
No me queda mucho
tiempo aquí, pronto me reuniré de nuevo contigo; por eso he querido dejar un
testimonio de los sentimientos que nos unieron para siempre aquella glacial
madrugada. La muerte no podrá abatir
este inconmensurable amor que aún me hace palpitar.
Tuyo hasta el fin de los tiempos:
Fredenand Bernstein.
© Mar Solana
N.de la A. (1): Carta publicada en la Antología: "El Libro Del Top Mes" de las obras mejor valoradas por los usuarios de la web: www.mundopalabras.es. Top mes relatos de Noviembre de 2011.
N. de la A. (2): Fredenand Bernstein murió el mismo día que salió de Auschwitz, sesenta y cuatro años después, el 27 de enero de 2009, a la edad de noventa y dos años. Fredenand Bernstein es un personaje de ficción creado por la autora.
20 comentarios:
Mar esta carta ¿la escribiste tú?, eres increible,me acabas de poner la piel de gallina, podia imaginar en mis propias carnes ese amor que va más allá de lo terrenal, ese amor que no tiene límites y aunque torturen tu cuerpo sigue en tu interior una fuerza que no sé conoce hasta que te das cuenta que la vida es solo eso: sentirte libre para siempre y desligarte de tu cuerpo y sobrevolar el tiempo y el espacio.
Mi enhorabuena Mar porque si te descartaron esta carta, es porque solo son cuerpo y no conocen su alma.
tu eres una escritora que conoce la fuente universal, esa que nos baña de amor universal y sabe reconocerse en otras almas de igual sensibilidad.
besos enormes de Carrachina Caracolilla.
Maravilloso...una preciosa historia de amor que no necesitó consumarse para hacerse eterno...
Me ha emocionado...
un abrazo.
Hermoso y sentido, todo el texto
a veces un amor nada tiene que ver con lo terrenal y va más allá de toda carne
besitos de luz
Es que, encerrar esta carta en un libro sería casi un sacrilegio.
Por cierto ¿te importa si me llevo la frase (y la imagen) de Virginia W. a mi blog? Me parece genial.
Mar,
Es increible lo bien que escribes.
Me has dejado con la boca abierta, y con el corazón encogido por esta bellisima historia de amor.
Y es todavia más increible que la hayan descartado en un certamen de Cartas de Amor.
Es poesia en prosa, me ha encantado.
Para mi eres la ganadora indiscutible.
Y ademas, me ha impresionado mucho, porque hace poco leí el libro de Viktor Frankl "El hombre en busca de sentido", donde relata sus experiencias en el campo de concentración nazi donde estuvo preso y consiguió salir con vida.
Al leerlo se me pusieron a veces los pelos de punta, y leyendo tu carta tambien.
!Enhorabuena, Mar!
Aunque no hayas tenido premio, eres una escritora magnifica.
Que no te desanime el que hayan personas que no la hayan sabido valorar como se merece.
Un fuerte abrazo.
Mar,tu carta es la ratificación del amor en el tiempo por encima de todas las circunstancias..!
Frente a la guerra,el tormento y la separación, el hombre en este caso, es fiel a su esencia y a los sentimientos que lo forman..
Vas intercambiando los tiempos y las imagenes plásticas nos muestran el comienzo,la lucha,la pasión y la tremenda separación,que sume al protagonista en la derrota interior.No obstante,aún sigue buscando el recuerdo,que le devuelve la fotografía y esta evidencia, eterniza definitivamente el sentimiento,que será bandera y sentido de su vida y de su existencia..!
Lo haces implicándote en los matices con expresividad y contundencia..!
Duele la carta y como duele..pueden entenderse muchas cosas..Mar..!
Has conseguido que la carta quede como testigo vivo de una doble existencia en el tiempo,que a todos nos conmueve y nos sirve de "catarsis" y renovación.
Mi felicitación por el orden,la minuciosidad y la profundidad.
Mi gratitud,mi abrazo y mi ánimo.
M.Jesús
Hola Mar. Ya expuse ayer en el blog del Desván mi sentir con respecto a esta carta. Vuelvo a decirlo: me encoge el alma.
Me ha gustado muchísimo, la verdad.
Felicidades
Hola Mar querida:
¡Qué sorpresa encontrar esta joya publicada en tu querido blog! Me he puesto muy contenta, y mas cuando he leído los comentarios que van haciendo tus navegantes. Yo ya te dije lo que me parece esta belleza de texto, y cada minuto que pasa estoy mas convencida de que ha sido fenomenal que ni siquiera la hayan seleccionado para ir acompañada en un libro. ¡Merece estar sola, o, al menos, acompañada por su autora: mi admirada escritora Mar Solana.
Hola Mar, es una carta preciosa, bien escrita y emotiva. No te dejes amilanar por no resultar seleccionada en un certamen, hay muchos más. Te cuento, el año pasado yo participé también en el certamen de Alcaudete, la misma carta la envié a otro certamen de cartas de amor, el de Mijas. En Alcaudete no me comí una rosca, y sólo había unas treinta cartas. En Mijas recibí una mención de honor y participaron más de 200.
El jurado está compuesto por personas y estas son subjetivas, es inevitable.
Un abrazo.
Querida Mar:
Como ya te comenté en el blog del Desván, esto si es amar más allá de la muerte.
En cuanto al "descarte", bueno... ellos se lo pierden.
Un abrazo.
Que hermosura de relato Mar, se me ha colgado al alma, me ha erizado la piel, me ha sacado las lágrimas. Cuanto daría yo por un amor así, de esos que calan hondo, que trascienden el tiempo y la distancia, que superan a la muerte misma. Me ha encantado la forma y el fondo. Todo en el es una sinfonía de belleza melódica a pesar de la tristeza y el dolor sufrido por los personajes de la época. Mi felicitación amiga. Eres una magnífica escritora
Querida amiga y compañera en la lucha por salir adelante escribiendo. La verdad es que... no sé qué decirte, y ni siquiera sé si pienso con cordura después de leer dos veces seguidas y acabar con los ojos empañados en lágrimas esta carta que aunque ficticia, relata de forma puntual, unos hechos espantosos y verídicos que por desgracia sucedieron y empañaron para siempre el alma de la raza humana, convirtiéndola, en la especie más cruel y alevosa de cuantas han existido en el planeta.
Por otra parte lo de los certámenes es - lo vengo experimentado en mis carnes - algo injusto y la mayoría de las veces amañado. Anteayer mismo fallaron un certamen en cual participaba, y el relato que se lo llevó es de vergüenza, hasta un niño escribe mejor. Estaba claro; el certamen estaba amañado, porque cualquiera, ¡cualquiera! de los relatos que se presentaron era infinitamente mejor y más trabajado.
Así que déjalo pasar y no te importe. En cambio como amigo te recomiendo y sugiero que para nada guardes esta carta que has escrito con tanto amor y sentimiento en el olvido. Preséntala a otros certámenes o revistas. Es una carta ganadora, pero ganadora a lo grande, porque se gana los corazones de quienes la leen y además está escrita de una forma que me indujo a creer desde el principio al final que era real. Luego, realismo conseguido, carta logradísima y ¿ganadora? Al ciento por cien. Estoy seguro de ello.
Un abrazo escritora.
MIS QUERIDOS NAVEGANTES:
Ya sabéis que en diario dispongo de menos tiempo para contestaros uno por uno; pero no de menos cariño para agradeceros estas cálidas palabras que le dedicáis a la carta de mi Fredenand...
A nadie le amarga un dulce: algún halago que otro, ser reconocido en algún concurso, no nos vamos a engañar, ¡qué narices! ¿verdad? :)
Sin embargo, el otro día leí de otro compi escritor, Pablo de Aguilar, que para él lo que verdaderamente importa es que alguien se emocione justo donde tú lo has hecho, que ría en el mismo párrafo y que llore con los mismos sentimientos que tú lloraste cuando dabas vida a un personaje...
¡Es esto lo que no tiene precio, Navegantes, no lo podrían pagar ni mil certámenes, os lo puedo asegurar!
Es verdad que existen muchos concursos como para dejarse amilanar, incluso podría volver a plantearme presentarla de nuevo; más la desilusión ha sido tan grande que no lo creo, sinceramente.
¿Por qué? Os preguntáreis...
Trabajé muy duro en esta
carta-relato, estuve toda una tarde documentándome sobre las bodas judías y mirando fotos de campos de concentración nazis (¡¡¡¡!!!!)…necesité un día entero para digerir todo lo que vi, sumado a todo lo que ya conocía y además, imaginé. Mi pluma fue guiada, ¡estoy convencida!, por todo aquel horror y “alguien” quiso que yo aportara un granito más (a todo lo que ya hay sobre esa atroz época de la humanidad…) con esta carta.
Tardé una semana en pulirla con mi profesor...no se si recordáis la peli "Flash Dance", a Alex, el personaje que encarna Jennifer Beals, ¡creo que sentí algo parecido con su lucha por el baile :)! Te preparas a fondo y...¡da igual...el reconocimiento a la basura! :(
¿Sabéis una cosa?
¡¡Josef, creo que te voy a hacer caso...lo mismo me animo otra vez y la muevo por otros lares!!
MUCHAS GRACIAS A TODOS, VOSOTROS SOIS LOS MEJORES, CON DIFERENCIA...
"Mi" querida tocaya. "Mi" querida amiga. No sé si leíste mi entrada (antes de eliminar el blog) en el que contaba mi experiencia sobre la visita, esta Navidad, en Auschwitz. Sí, Mar. Estuve allí. No existen palabras que describan las atrocidades que allí se cometieron y, bien sabe Dios, que vuelvo a estremecerme al recordarlo.
Tú, que me conoces un poco, sabes que soy la mujer de los por qués... Hubo alguien que trató de explicármelo pero... aún, hoy, sigo repitiéndome: ¿Por qué esa locura?... ¿POR QUÉ?.
Si encuentro el documento en word que escribí, te lo envío. Creo que lo conservo.
Mil besos, Mar. Apretaos, chillaos y como más te gusten.
Cuídate mucho, nena.
PD. ¡Qué alegría estar otra vez aquí leyéndote!
Querida Mar:
Sencillamente es maravillosa y a la vez, profunda y estremecedora más allá de la razón.
Una joya, amiga mía, que merece ser "expuesta" para ser admirada.
Besos muchos.
Qurida Mar:...últimamente como que no puedo ni aún sentada mantenerme firme. Hay escritos que me sobre pasan, a puntito he estado de dejar de leerlo pues es tal el sufrimiento que siento que puede más que yo...,pero era tu relato, tu post...: eras tú escribiendo esta maravilla y me he armado de fortaleza para continuar leyendo y llegarte aún entera para decirte que yo, jamás me hubiera perdonado perderme esta carta tuya. Tan hermosa, y triste, como la vida misma con su muerte.
Un abrazo muy fuerte de lo poco que queda de mi, y besos para todos, también para el conejito.
¡Hola Mar!
Una historia, de las muchas que debieron sucederse,
en esos extremos…
Extremo de locura, y prepotencia, dada por la mano del delirante ser humano…
Una historia llena de sentimiento.
Un relato con fe.
Saludos de J.M. Ojeda
P.D. Me gusto mucho.
Qué quieres...
esta carta es un hermoso testimonio de Fredenand Bernstein, superviviente del infierno de alambradas.
Esta carta es real y no es para concurso.
ESTO ES REAL!!!
Bueno, Jóse...esta carta es de mi cosecha; pero es cierto que podría ser un testimonio real...quizás por eso no la seleccionaron, ¡quién sabe!
El caso es que estáis disfrutando con su lectura vosotros, eso es o más importante.
Gracias por venir a decírmelo, espero que te vayas animando poco a poco, ya sabes donde tienes a los amigos "mar adentro".
Besos.
Quieres hacer el favor de dejarme mi libre opinión???: NO QUIERO LA DEL TRANSCRIPTOR!!!
Digo y confirmo que esta es la carta de un ser humano que vivió el infierno, que conoció el amor en medio de El Mal.
Esta carta está muy bien donde y como está. Sin mancillar por ningún jurado.
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¡POR FAVOR, NAVEGANTE DE "MAR ADENTRO",
NO TE VAYAS SIN DEJAR TU TINTA
EN ESTE HUMILDE TIMÓN,
AL ALBUR DEL BARLOVENTO!