Cuando terminé este relato, bajo la intensa canícula del verano pasado, poco sospechaba yo que sería uno de los veinte relatos finalistas en el Certamen de Relato de diciembre de la Editorial Fergutson. Por eso, cuando estoy algo “depre” y desanimada, me gusta pensar que las historias que escribimos son como semillas; con un buen riego, algo de abono, la luz de nuestro sol particular y toneladas de paciencia, tarde o temprano acabarán por germinar y nos darán su fruto. Como este cuento que hoy vuelvo a publicar y comparto con todos vosotros, porque ahora sois más los que me acompañáis en esta singladura de letras.
"Una Cenicienta en el siglo veintiuno" es uno de los relatos del libro recopilatorio: "La forja de Baelix-Cure", publicado por la Editorial Fergutson.
¡Qué lo disfrutéis, os lo dedico a cada uno de vosotros porque sois como ese Sol que los ilumina!
UNA CENICIENTA EN EL SIGLO VEINTIUNO
Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General. Cinta lleva una semana en coma por la última paliza que le propinó su marido. La molió, literalmente, a palos. Su cuerpo, grácil y perfectamente contorneado hace apenas unos pocos días, yace ahora sobre una cama blanca entre tubos y gomas, inerte como una muñeca de trapo tirada en cualquier rincón. Su rostro, un armonioso perfil antes límpido y bello como el de una princesa de cuento, se ve ahora hinchado, amoratado y roto. Sin más afeites que restos de sangre seca, tras una mascarilla transparente que la mantiene viva a través de un invisible y estrecho hilo.
La vida es un milagro puesto a prueba constantemente y sometido a los avatares de un influjo incierto, vulnerable. Es como caminar sobre el filo de un cuchillo sin cortarse o como tratar de mantener el equilibrio en una cuerda floja.
Una mujer de cabellos blancos, recogidos al desdén en un moño, pega su rostro al cristal que separa la UCI del pasillo de la sexta planta. Un rostro enjuto y poblado de arrugas y sinsabores, con unos ojos que miran sin mirar e incapaces ya de albergar más dolor. Por sus descarnadas mejillas se agrupan millares de lágrimas que, como afluentes de un río, van resbalando hasta morir despeñadas por una puntiaguda y fláccida barbilla. Sobre el cristal aparecen y se borran, una y otra vez, los irregulares circulitos blancos que va dibujando el vaho de su respiración. Su llanto es una sosegada lluvia de otoño que observa, impotente y culpable, cómo su nieta se aferra a la vida a través de un minúsculo hilillo de aire, quizás el mismo que exhala su dolor para acabar estrellándose contra el vidrio.
La infancia de Cinta fue muy feliz y apacible. Vivía con sus padres, sus dos hermanas mayores y con su querida abuela Sol, hasta que su padre murió en un aparatoso accidente de automóvil cuando regresaba a casa del trabajo. Tenía siete años y su vida comenzó a resquebrajarse como la madera vetusta, filtrándose por sus grietas toda clase de despropósitos. Cinta, impaciente, siempre esperaba que su padre regresara del trabajo y jugara con ella. Lo que más le gustaba era que le leyera apasionantes relatos cargados de aventuras, de barcos y piratas, de hadas y duendes mágicos que aparecían y desaparecían a capricho.
Cuando su madre le dio la noticia ─tu padre ya no volverá, querida… ni hoy, ni nunca más.─, Cinta creyó que también ella se moriría y enmudeció. Dejo de hablar y su madre y sus dos hermanas se iban desesperando con ella más y más; hasta que el ambiente se hizo irrespirable. Pero en aquel tiempo, la abuela Sol les anunció algo importante durante la comida. Había comprado una casita, no lejos de allí, verde como la albahaca y apacible como la sombra de un roble en un día de calor; se llevaría a Cinta a vivir con ella. Su madre y sus dos hermanas se quedaron primero atónitas, para después comenzar a reír y a burlarse de ellas profiriendo toda una sarta de inconveniencias que no cesaron hasta que nieta y abuela se instalaron en su nuevo hogar. La niña seguía sin decir palabra, pero Sol tenía muchísima paciencia con ella; sabía que tarde o temprano volvería a hablar. Sólo era cuestión de tiempo…
La época que Cinta pasó en la casita verde con su abuela fue muy extraña e inquietante. Su madre se había vuelto a casar con el hombre que fue su amante muchos años antes de que su padre muriera. Era un tipo de ojos saltones y sanguinos, con esa opacidad característica que dispensa el abuso del alcohol, de mirada turbia e incómoda, andares torpes y gestos densos. El primer domingo de una primavera algo tardía, su madre, él y sus dos hermanas fueron a visitarlas. Durante la comida, sentados alrededor de la mesa redonda de roble, de repente y sin mediar palabra, Cinta salió corriendo de allí como una liebre asustada, su plato en el suelo hecho añicos y todos con el desconcierto dibujado en sus rostros. Nadie advirtió que su padrastro se descalzaba de un pie y, con disimulo, debajo de mesa y mantel, le intentó subir el vestido con las intenciones que ya conocemos en los bastardos de su estirpe. Y así anduvo acosando a la niña, durante cinco penosos y largos años, en los que además Cinta seguía sin decir palabra.
Pero un domingo, un poco antes de que llegaran su madre, su padrastro y sus hermanas, Cinta se abalanzó sobre los brazos de su abuela y con el mayor de los desconsuelos se lo contó todo. Sol lloraba con ella, no sabía si de rabia por todo lo que intentó con su niñita aquel villano o de alegría, porque su nieta querida, por fin, habló tras siete años de gestos y ademanes. La acunó entre sus brazos, cubrió su frente y mejillas de tibios besos y acto seguido trancó la puerta para siempre a aquel infausto ogro.
Desde aquel momento, la vida de Cinta fue menos extraña e inquietante y un poco más previsible. Sin embargo, todo lo acaecido durante aquellos infames domingos dejó una huella indeleble en su alma, en forma de tristes nubarrones que siempre amenazaban tormenta.
Un buen día, su abuela conoció al nieto de su amiga Taylor. Un apuesto joven que con apenas treinta años ya era todo un empresario de éxito. Ramiro, que así se llamaba, estaba invitado esa noche a una fiesta. Sol pensó en Cinta, siempre metida en casa, aburrida y medrosa. Sin dar tregua le preguntó si invitaría a su nieta. Ramiro aceptó encantado.
Alea iacta est.
Antes de ir a la fiesta, Sol le dio su regalo de cumpleaños: un radiante broche de oro para el pelo, con su nombre grabado en medio de veintiuna perlitas blancas. A la abuela le emocionaba que, la noche de la fiesta, Cinta recogiera su larga y suave melena del color del trigo con el reluciente pasador.
Y ese atractivo joven que la acompañó a la fiesta, se encaprichó, impetuoso, de Cinta. Después se vieron en otras ocasiones, y al cabo de muy poco tiempo se casó con ella. El chico más guapo e inteligente, un falso príncipe azul que había golpeado a la princesa hasta enviarla al hospital como una muñeca rota.
En Cuidados Intensivos, un hombre de pelo castaño y mirada serena, enmarcada en dos grandes ojos del color de la miel, cepillaba con mimo el cabello de Cinta. Un pelo ahora, mientras se debatía entre la vida y la muerte, maltrecho, sucio y alborotado, en el que aún se veían restos de sangre seca. Sol observaba con asombro que del bolsillo de su bata verde extrajo una especie de objeto brillante y ovalado. Con sumo cuidado intentó recoger algunos mechones del pelo de Cinta con él… “¡Dios mío, pero si es el pasador que le regalé a mi niña!”. Cuando acabó de peinarla y de ponerle el broche en el pelo, el hombre sonrió satisfecho y besó a Cinta en una frente perlada por el sudor frío.
“No era su médico, ¿Quién era aquel hombre que estaba besando la frente de Cinta?…”, se preguntó Sol bastante inquieta y angustiada… “Ese hombre es Lucas, el nuevo enfermero de la sexta. Como ven es muy atento y afectuoso con sus pacientes. Eso es de vital importancia aquí, en la UCI”, le contestó el doctor Peña como si hubiera adivinado sus pensamientos.
De repente, y mientras ambos dirigían sus miradas de lágrimas furtivas hacia donde Cinta yacía malograda, vieron con gran asombro como la princesa abría sus enormes ojos y, tímidamente, les sonreía.
Aliquid novi.
(*) Relato finalista del Certamen convocado en Diciembre de 2009 por Ediciones Fergutson
33 comentarios:
Felicidades, Dª Mar, va usted haciendo camino al ganar...
Un abrazo enorme,amiga.
"El hastío derivado de la roma política nacional ya venía siendo inmenso. Ahora es infinito. El adolescente campus party de la Complutense fue un salto atrás hasta los setenta. Una cabriola antifranquista sin Franco. También una olla podrida de ideas caducas y totalitarias..."
UGT, CCOO y Villarejo, reparten títulos de fascista en la Complutense
Querida Mar:
Otra vez tengo el honor de ser la primera en darte la enhorabuena y en regar con mis palabras este espacio tuyo, tan bien conquistado, que es tu blog, para este relato que nuevamente ha conseguido hacerme sentir el dolor, la impotencia, la rabia y la ternura que tan magistralmente eres capaz de transmitir a través de ese rio de palabras tan soberbiamente encadenadas.
Me ha estremecido especialmente la descripción de la abuela: sus arrugas como los surcos de ríos profundos por los que se vierten sus lágrimas, sus ojos que miran sin mirar incapaces ya de albergar mas dolor, su llanto cual sosegada lluvia de otoño... Imágenes poéticas y a la vez desgarradoras.
¡Eres una gran escritora y mereces este premio y muchos más!
Y no te digo que es el relato que más me ha gustado porque es lo que digo siempre que acabo de leer algo tuyo. Conclusión: cada cosa que escribes es simplemente muy buena y punto.
Te quiero barlovento, barlovento, no te ..... que te....
La loca de tu amiga
Felicidades por este nuevo mérito!
Un relato de cenicientas más reales de lo que uno imagina...
Un abrazo!
Pues sí, Mar. No hay que desanimarse y, si confiamos en ellos, tenemos que seguir presentando nuestros relatos a todos los certámenes que haga falta. La recompensa puede estar ahí mismo, muy cerquita.
Me alegré mucho de lo de Fergutson. Este relato, sin duda, merecía ser seleccionado.
Un beso, guapa
Felicidades Mar de mi corazón por ese prémio.
Tu relato es la história de una mujer, como tantas, un drama desde niña, pero la abuela y ese hombre del broche, la salvarán seguro, puede muchooo el amor, eso creo, eso quiero creer.
Navega Mar Adentro, entre espumas y letras nos ofreces palabras bellas que necesitamos. Bsitooo cariñoso.
¡Enhorabuena, Mar!
Un cuento precioso, como todos los tuyos, que siempre, siempre me encantan.
Justo es el reconocimiento que te hacen en la Ed.Fergutson seleccionandole como finalista.
Despues de muchos dias sin poder leeros, me ha gustado pasar por tu blog y leer la historia de esta cenicienta tan emotiva del siglo XXI.
Besitos
Recuerdo que cuando lo leí por primera vez me impresionó y dejé pasar unas horas para comentar..
Nos introduces en la historia de Cinta de tal manera,que efectivamente, todas nos sentimos cenicientas y vamos recorriendo su tiempo y sus circunstancias..hasta llegar al final donde surge otra oportunidad,que la vida le brinda para empezar de nuevo..
Cada día empieza la vida y hemos de limpiar la esperanza,que a veces se empaña..!!
Te felicito por el reconocimiento oficial y por la entrega que has puesto en todo el relato,empatizando con la fuerza y templanza de esa "cenicienta actual.." que sabe tomar las riendas de su destino y elige la vida a pesar de todo..!!
Mi abrazo reverente de sol y mi ánimo siempre.
M.Jesús
Estupendo cuento Mar, lleno de detalles y despliegue de verdades. Una cenicienta de este siglo, como la vida misma, cuantas historias tristes reflejadas en él. Cuanto dolor, angustias, desidia tienen que soportar muchas mujeres incluso desde su más tierna infancia. Por suerte siempre existe esa abuela Sol y ese príncipe encantado que viene a rescatarlas de las garras del dolor. Un canto a la esperanza que al final brilla, el sol sale, las sombras desaparecen y el amor triunfa. Me levanto de mi asiento y te aplaudo. Maravillosa creación.
Un besazo amiga
Ya te comenté en su día, que este cuento era para mí gusto, justo merecedor de ese premio que te otorgaron.Hasta el título encaja a la perfección dentro de esa "maravillosa" historia que nos has traído hoy hasta aquí. Sabes de sobras que tienes una fan de tus escritos. Y mil gracias por agregarme en tu blog, yo es que soy muy novata en esto y me cuesta horrores salir de lo normalito, jajaja. Un beso, mi querida compañera.
¿Lo ves? aí es que soy una negada de la informatica, jajaja, no pongo ni nombre ni nada y en el comentario no sabrás ni quien soy.
pd. ¿No te has animado a participar en la novela corta? Espero que lo tengas en mente todavía y nos sorprendas con esas buenas historias que nos cuentas. Un besito.
Rosi(Lucía)
Querida Mar:
Felicidades por ese merecido reconocimiento. El relato es digno de una gran escritora como tú.
Besitos.
(Aunque no puedo comentar todo lo que quisiera, sigo tu blog con creciente interés y admiración)
Precioso relato, Mar, además, a pesar de todo, acaba bien, lo que por desgracia no ocurre siempre.
Pones las dos caras del hombre, la del macho dominante y brutal y la del hombre sensible y maravilloso. La pena es que no seamos capaces de distinguir a unos de otros hasta que ya es demasiado tarde.
Estos días escuché un documental sobre el cerebro humano y la empatía. Hicieron un experimento y pusieron a dos mujeres a las que simulaban practicarles brutales electroshock. Una de ellas era encantadora y agradable y la otra nada. Un grupo de hombres y mujeres observaban el experimento y los científicos analizaban lo que ocurría en su cerebro. Así como todas las mujeres acabaron sintiendo empatía y compasión por la mujer desagradable que, aparentemente, sufría; la mayoría de los hombres se alegraba de que la hicieran daño. ¿Tan distinto es nuestro cerebro?
Bueno, no me enrollo más, me ha gustado mucho tu relato y tu sensibilidad. Volveré por aquí. Un abrazo, amiga.
Es la primera vez que paso por tu blog. Vengo del de Susana, y la verdad, quedo atónita, maravillada de este relato. Aprovecho entonces para felicitarte, es original, actual y encantador a la vez.
Saludos afectuosos.
QUERIDOS NAVEGANTES:
Estoy inmensamente féliz pues me doy cuenta de que SÓLO LOS VERDADEROS AMIGOS están a tu lado en momentos como éste... Y vosotros lo sois.
Gracias por leer a mi "Cinta", uno de los relatos a los que más cariño tengo, no sólo por haber quedado finalista, sino porque forma parte de mi vida de una manera muy entrañable y especial.
Un enorme abrazo y que disfrutéis de un lindo fin de semana.
Bueno, finalista de un concurso.
Ehorabuena y que pronto te veamos en lo más alto del podium, laureada.
Un beso lanzado con amor al mar...
Mar...
Se me ha puesto la piel de gallina con el final y casi se me saltan las lágrimas, es que soy muy sensible para estas cosas amiga Mar. La verdad es que desde que murió su padre, la vida de esta chica no fue nada fácil (incluso con el ruin de su padastro), hasta que creyó encontrar a su principe azul, un principe todo fachada que escondía la cobardía propia de un cobarde sinverguenza. El verdadero amor estaba allí, peinándola, en la planta sexta....
Hermosísimo Mar, hermosísimo, hermosísimo¡¡
Un beso amiga
hola mi amiga
Dejame decirte que tu decir me llena de empatia por aquellas que tanto sufren tras puertas cerradas...porque abrir puertas desde la violencia , la represión debe costar un mundo...
el dolor de aquellas sin dudas son los dolores que por igual hoy sienten en sus cuerpos los heridos y abandonados en medio de tantas tragedias...claro pero esos son eventos terrestres que dejan su secuela , lo que en unidad dual mejor se afronta no??
Asimismo cuanto mas violento no será el dolor causado por aquel que se supone seria el brazo que te protege o te ayuda frente a tanta vicisitud y cuando no es asi la vida se torna negra...
Por suerte existe siempre la posibilidad de revertir esto y quizás la sonrisa de la agraviada se deba a que al fin volvió de la pesadilla y descubre que al fin es libre y lo que es mas esencial será al fin dueña de su destino ...
Por lo demas me preocupa tu decir que a veces estas agobiada...
Amiga ,
no estas sola recuerda que existe un Dios que nos ayuda para salir de todo dolor ...y pedir a la luz nos reconforta y nos abre mas de una puerta para ver el camino de su amor...
te dejo mi abrazo en la amistad siempre sincera!
cuidate mucho!
Mar,
Este cuento, es un perfecto finalista, pero bajo mi punto de vista, en una primera lectura, le fallan algunas cosas para haber sido ganador. En mi opinón, deberías de cuidar el lenguaje, es correcto, si pero no, por ejemplo: "Por sus descarnadas mejillas se agrupan millares de lágrimas que, como afluentes de un río,..." debes evitarlo y decir lo que quieres decir, es demasiado bárroco y te cargas el relato. Otra cosa que veo así, a groso modo, es que resuelves con demasiada prisa los parrafos, es decir, casi parece que estés dando una crónica de sucesos.
El final, el final falla también por el lunguajé bárroco y porque lo cierras felizmente, como te hubiera gustado a ti que acabara y esto hace que se vea al autor por encima del narrador, que en todo caso, es a quién se debe de ver.
Te digo, esto porque creo que debo de decirtelo pues te tomas la escritura en serio y escribes bien pero tienes que pulirte y ganarás esos consursos.
Si quieres hago una segunda y más lecturas y te digo con más exactitud donde encuentro los fallos, por donde "chirria".
Besos y espero que no te desanimes ni un apice por la crítica.
MUCHAS GRACIAS A TODOS POR VUESTRO CARIÑO Y FELICITACIONES...
JÓSE, QUERIDO AMIGO:
No pretendo lo más alto del podium, a nadie le amarga un dulce, pero lo más importante para mí siempre ha sido compartir mis historias con vosotros. Un beso fuerte.
FÉLIX:
Me alegro muchísimo de que hayas disfrutado con la historia de Cinta, como ya le he dicho a nuestro buen amigo Jóse, ESO ES LO MÁS IMPORTANTE PARA MÍ. GANO CADA VEZ QUE ALGUIEN SENSIBLE COMO TÚ ME DICE QUE SE HA EMOCIONADO CON MIS LETRAS...Un besito, amigo.
MI QUERIDA MEULEN:
Aún estando tan lejos la una de la otra, ¡qué cerquita te siento, amiga! Muchas gracias por tu apoyo, por tu calor y tu Amor...¡¡ERES UN SOLETE ;=))!!
ANTONIO MISAS:
Te agradezco mucho tu crítica desgranada y el tiempo invertido en ella. La crítica constructiva es el abono de los escritores, pues de ella nos nutrimos y con ella crecemos.
El hecho de quedar finalista en un certamen ya es algo muy importante para un escritor novel, pues en nuestras intenciones no se contempla LO DE GANAR hasta mucho más adelante del camino...Ten en cuenta que se nos presentamos muchos y ya hay bastantes personas que llevan mucho más tiempo que yo en estas lides, o sea, MUY BUENOS ESCRITORES. Para mí lo importante, como ya he dicho a mis amigos, Jóse y Félix, NO ES EN ABSOLUTO GANAR, no al menos ahora...LO IMPORTANTE ES EL CAMINO QUE ESTOY RECORRIENDO, NO LA META. Y en ese camino siempre encuentro a personas que disfrutan con mi escritura, barroca o no.
Por cierto el párrafo que me señalas, ¡qué curioso! :), me lo señaló también MI PROFESOR DE TALLER DE ESCRITURA, RAMÓN ALCARAZ GARCÍA. No obstante, él me lo señaló para felicitarme por su belleza literaria y adecuado registro.
Pero como dice mi padre, "lo cortés no quita lo valiente" y, por supuesto, te agradezco mucho tu ofrecimiento, pero ya tengo un maestro como la copa de un pino ;=)
¿Tú también eres profe de escritura creativa?
Un abrazo, espero no haber sido demasiado barroca en mi respuesta.
Hola, he sido jurado en varios certámenes de literatura durante un tiempo. Y puedo asegurar que los textos recargados y ampulosos, así como los que se presentan con faltas y descuidados en su forma, se descartan los primeros. Si este relato ha sido finalista en un certamen será porque al jurado le ha gustado su lectura entre otros muchos textos.
A mí esta historia me ha conmovido, y tanto el lenguaje empleado como la forma de contarlo, me han parecido muy acertadas.
El final lo elige quién escribe y los finales felices, dignos de un cuento como éste, siempre son bienvenidos en un mundo tan gris como el que tenemos ahora mismo.
Gracias. Un saludo. Espero sepan disculpar y comprendan mi anonimato.
MAR,
No soy profesor y no tengo ningún interés en serlo. Solo te hablaba de literatura. No es tampoco mi intención molestarte, solo lo hice con la intención de ayudarte. No conozco a tu profesor del taller de escritura.
Te pido disculpas, no se hable más.
Saludos
Antonio Misas:
No me has molestado en absoluto. Las críticas son siempre muy bien recibidas, créeme. Lo que ocurre es que este texto, en concreto, ya lo trabajé mucho en su día y creo que ultilizar palabras como "chirria" o "barroco" no ha sido muy acertado por tu parte, más teniendo en cuenta su condición de finalista...
Somos libres para manifestar nuestras opiniones, siempre y cuando lo hagamos con tacto y sensibilidad hacia el autor.
Un saludo.
Hola querida Mar!
Que lindo cuento mi amiga!
Se merece estar no solo en los veinte finalistas.
Se merece el mejor premio.
Mi cariño e mi voto lo tienes ya.
Un beso mi amiga y buena semana.
¡Pero Antonio, si ese es el párrafo que más me ha gustado a mí! Yo estaba pegada al cristal, como la abuela, y por mis arrugas también iban corriendo algunas lágrimas! A mí me conmovió mucho y, sin ser escritora, sí soy lectora. Llevo toda mi vida leyendo y leyendo buena literatura, y ese párrafo me pareció sencillamente magistral.
El como termine un autor su relato sólo le corresponde a él. Afortunadamente también en la literatura, a pesar de sus reglas, hay libertad.
Un abrazo y nuevamente mi enhorabuena, Mar
Sofía
PD: Yo pienso que nunca deberíamos dar nuestra opinión cuando no nos han preguntado. Para mí es una máxima.
Querida Mar:
Por fin he podido sentarme al ordenado con un poco de tranquilidad, tras una jornada familiar de hijas y nietos en casa.
Recuerdo perfectamente este cuento y de la tristeza que me produjo. Ahora, pasado el tiempo, parece que lo leo sin tanto dolor.
Tu narrativa es extraordinaria y creo que es ello lo que hace que uno se funda en el dolor de la protagonista, menos mal que la vida, a veces, te da otra oportunidad y esta es la parte feliz del cuento.
Te felicito una vez más por tu elegancia en la escritura y muy especialmente por el reconocimiento hecho a este trabajo al haber llegado a ser finalista en el Certamen de Relato de la Editorial Fergutson.
Un beso, querida amiga.
Excelente! Brillante como siempre! Felicitaciones>! Un abrazo grande.
mar
FELICITACIONES!!
hacía tiempo que no venía,y me he llevado una gratísima sorpresa, este logro y este texto son excelentes alicientes para tu andar escrito, que sean muchos los que vengan y levanten tu ánimo,fuerza y espíritu
mil besitos de luz
ten una semana primorosa
"Eres como un regalo del Cielo que encontré a través del blog de Salvador Pliego. Te visité y, desde entonces, nunca te abandonaré. Me encanta la facilidad y agilidad que tienes para escribir (es como si te estuviera escuchando -y eso que no sé cómo es tu voz). Tienes algo que haces que te sientas, siempre, una persona importante y protegida. ¡Y eres muy juguetona! (No sigo… aunque podría estar horas y horas hablando de ti)".
He vuelto, amiga. Me costó trabajo encontrarte, pero ya lo he conseguido.
Mil besos... Mar...
Mi estimada Mar. Es una delicia ver cómo mezclas la tragedia y el más fino sentimiento de amor y de cariño.
Me encanta tu forma de escribir, tan elocuente y al mismo tiempo sencilla.
Mis felicitaciones por ese premio al que, estoy seguro, seguirán muchos otros; así lo deseo.
Un beso muy fuerte.
Hola Mar,
Agradezco que te lo tomes bien. Dejé mi crítica con respecto a lo que me enseñaron, a lo que yo he podido aprender y a lo que considero que es literatura. Acabo de colgar lo que he escrito hoy en mi blog y lo de dedicado de la siguiente manera
" Para M.S.y para todo aquel que se haya sentido ofendido" contando una historia.
Debo de aclarar a Sofia, que la tengo mucho cariño, que no refería al párrafo, que solo me he referido a la forma de decir llorar, solo y textualmente a ese recorte que añadí a mi comentario. Quiero también, Mar, que comprendas, que si me molesté en hacer una primera crítica, fue, porque creo que escribes muy bien y tienes muchas ganas de escribir.
Gracias y saludos
He pasado otra vez para ver si se había fallado el preimo. Me tiene en ascuas, Dª Mar. Estoy seguro de que lo ganará.
Da igual que las normas del Instituto prohíban el velo islámico. Saben que presionando siempre habrá un ministro capón que se rinda en nombre del gobierno. Después, si consiguieran el pañuelo, pedirían un burka. Para seguir jodiendo.
Hiyab, Gabilondo cede, el Instituto no
¡Aiiinnnnssss, D. Alfredo, hay que leer la letra pequeña también!
;=)
Este premio está "requetefallado" desde diciembre de 2009, QUEDÓ ENTRE LOS VEINTE RELATOS FINALISTAS QUE SE LA EDITORIAL FERGUTSON PUBLICARÁ PRÓXIMAMENTE EN UN LIBRO.
He tardado en compartirlo con ustedes porque soy timidilla para hablar de mis "logros" literarios. Pero, no crea, que es un ejercicio que me he propuesto para esta etapa de mi vida: IR PERDIENDO LA VERGÜENZA Y HABLAR MÁS, jajajajaja ;=)
Por cierto, aprovecho esta aclaración que le hago a mi amigo D. Alfredo García Francés, para comunicaros que estaré alejada de la bloggosfera una temporada, disculpar si no visito vuestros espacios, lo haré en cuanto cargue pilas...
Gracias a todos por vuestro apoyo y cariño...
¡Sois los mejores!
Besos.
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